Diario del Puerto ha querido conversar con Josep Anton Burgasé en una amplia entrevista en la que a sus 67 años acepta con modestia la consideración de trabajador más antiguo del sistema portuario –“desde Puertos del Estado existe cierto consenso”, afirma- , al tiempo que reconoce que no tiene decidido jubilarse, “porqué dependerá de las circunstancias personales del momento”, aunque, añade: “No sé si llegaré a cumplir los 70 aquí en la APT”.
Tras 51 años de experiencia en todos los ámbitos profesionales de un puerto, ¿cuál es la visión que tiene del actual modelo de gestión portuaria a nivel nacional?
Conozco de primera mano el cambio de modelo que la actividad portuaria experimentó en estos años. En su día el trabajo de los estibadores y de los puertos y toda su actividad era pública. Grúas, maquinaria e incluso las empresas de estiba también eran públicas. El cambio más importante que se produjo en el modelo es que la empresa privada entró en la actividad portuaria. Fue algo traumático y el cambio más trascendental que he vivido estos años y que ha significado la transformación del sistema portuario.
A partir de aquí, lo que ha demostrado el modelo es que es más eficiente, tanto en la inversión como en lo referente a la operativa portuaria. Yo creo que podemos decir que el cambio de modelo ha sido hacia un modelo de éxito. Además, las cifras lo demuestran, ya que los puertos han ido creciendo, lo que también va ligado al crecimiento del país. En definitiva, el modelo actual presume de un equilibrio notable.
En este contexto, ¿cómo valora la actual autonomía de gestión?
Respecto a la autonomía que tienen actualmente los puertos, creo que tienen mucha, aunque siempre existe reclamo de más autonomía de gestión por parte de las comunidades autónomas. De hecho, creo que las comunidades autónomas tienen el protagonismo que siempre han querido sobre la gestión de los puertos.
Por otra parte, los números demuestran que el modelo de gestión actual tiene bastante capacidad para poder gestionar los intereses de los puertos en cada una de las autoridades portuarias. Como siempre, todo es mejorable y siempre que se mantenga la visión general en el Estado del sistema portuario se podrá profundizar más: es clave mantener el equilibrio entre la visión pública y la privada de las grandes infraestructuras del estado.
Abundando en la autonomía de gestión, creo que en la gestión portuaria los agentes locales, como los municipios, deberían tener un mayor protagonismo. Se trata de un modelo que en Europa es muy importante y que nadie habla de ello. Es decir, las comunidades autónomas quieren más autonomía para ellas, pero ninguna habla de los verdaderos actores que son los municipios, en esta línea de gestión portuaria.
En definitiva, podría estar de acuerdo en que los puertos tuvieran más autonomía, pero debería tenerse en cuenta que, tal vez, en ese caso los puertos grandes prevalecerían sobre los puertos pequeños, algo que es necesario vigilar y coordinar para que no vaya cada uno por su cuenta. Desde un punto de vista comercial todo el mundo hace lo suyo y lucha por los tráficos a nivel individual, por lo que se establece cierta “lucha” entre los puertos.
A nivel local, ¿en qué situación se encuentra el Port de Tarragona?
El Port de Tarragona, desde el punto de vista de la gestión de las mercancías, somos importantes para la industria química y el transporte de mercancías sólidas a granel. Las inversiones y actuaciones, tanto públicas como privadas, son muy acertadas. La guía de desarrollo del Port de los últimos años, así como el Plan Director previsto, es un buen instrumento para que la de Tarragona sea una infraestructura vital para nuestro territorio.
Además, con mi experiencia como presidente de la APT, siempre he dicho que la labor de las autoridades portuarias no es de cuatro años, es trabajo de muchos más años.
Todas mis etapas en el Port de Tarragona siempre han sido de crecimiento de infraestructuras y tráficos. Haciendo un repaso, soy una persona portuaria, he crecido en el puerto y no tengo memoria negativa.
Actualmente, tras una trayectoria tan dilatada, ¿cómo afronta su papel dentro de la APT?
Soy el director de Coordinación Urbanística. Me encargo de coordinar los elementos portuarios, meramente las infraestructuras. Todo lo que se hace en el puerto debe reflejarse en la normativa urbanística municipal y, de hecho, los ayuntamientos tienen el papel de poner los parámetros como las alturas o aprovechamiento urbanístico, y todo ello viene elaborado de una delimitación de espacios portuarios que marcan los usos que se dan al puerto.
“Los puertos son un reflejo de la actividad de la sociedad y del territorio, por tanto, todo lo que evolucione la sociedad evoluciona el puerto”
En este contexto, y siempre con la convivencia con la ciudad como referente, ¿cómo ha evolucionado la importancia de la sostenibilidad en los puertos?
En materia de sostenibilidad y medioambiente, las condiciones de la autoridad portuaria de las épocas pasadas no pueden compararse con la actualidad. En realidad, es necesario verlo en función de cómo haya evolucionado y evolucione la sociedad, es la única forma de comparación.
Los puertos son un reflejo de la actividad de la sociedad y del territorio, por tanto, todo lo que evolucione la sociedad evoluciona el puerto. Un ejemplo de ello son los proyectos en relación con la sostenibilidad que el presidente de la APT, Josep Maria Cruset, presentó hace unas semanas. Esta sensibilidad es la clave, debemos evolucionar igual que la sociedad.
¿Cómo se ha vivido y se vive la crisis del coronavirus en el Port de Tarragona?
Los diferentes actores portuarios junto con las empresas privadas hemos sufrido un golpe muy importante, porque el mercado mundial se paralizó y se está intentando retomar. Ha sido muy fácil parar, pero es difícil ponerse en marcha otra vez. Las consecuencias las estamos viviendo ahora y a los puertos nos costará recuperar la actividad y volver a los datos anteriores a marzo de 2020, tanto como a la sociedad en general.
Sin embargo, poco a poco nos iremos recuperando y debemos tener una perspectiva positiva. Han sido meses muy duros y el impacto en la economía aún durará un tiempo, pero nos recuperaremos. Además, tenemos una gran ventaja respecto a otras crisis: la maquinaria se ha parado, pero aún existe, está ahí y debemos ponerla en marcha. En crisis anteriores la maquinaria directamente estaba devastada.
El tema del sector turístico afecta y ha afectado a toda España y mucho al área mediterránea. Se trata de un sector muy importante en nuestra industria portuaria y mientras no lo recuperemos seguiremos sufriendo problemas. El turismo genera riqueza y demanda de productos y estos productos entran y salen del puerto.
“No existe una actuación exclusiva de un momento determinado, porque cada obra y cada planificación es un camino largo y continuo que puede coincidir con varios presidentes”
Puerto y AyuntamientoJosep Anton Burgasé Rabinad nació en Tarragona en diciembre del año 1952. Con 16 años, en junio de 1969, entró a trabajar como aprendiz en el Puerto de Tarragona, donde fue desde gruista hasta director de Relaciones Institucionales, llegando a ocupar la presidencia de esta institución entre 2004 y 2011. En la actualidad es director de Coordinación Urbanística del Port.De forma paralela, ha tenido igualmente una notable carrera política y sindical. Durante años ocupó cargos de responsabilidad sindical en la UGT territorial y del Port de Tarragona. Participó en la Asamblea de Catalunya y en el proceso de constitución del Partido de los Socialistas de Catalunya, del cual es afiliado desde el año 1976 y donde ha ostentado diferentes cargos de responsabilidad. A lo largo de diferentes legislaturas fue Concejal del Ayuntamiento de Tarragona, asumiendo distintas funciones. Como Concejal de Juventud y Deportes realizó una importante labor de organización, asentando las bases y el embrión del Patronato Municipal de Deportes. En el año 1982 se hizo cargo de la Concejalía de Urbanismo, responsabilidad que ocupó posteriormente en diferentes etapas. En 1991, encabezó la lista del Partido Socialista para optar a la Alcaldía de Tarragona.
En un acto del PSC durante la campaña electoral a la alcaldía de Tarragona. Foto APT. De aprendiz a PresidenteTras 51 años en el Port de Tarragona, ¿cómo recuerda aquella decisión, a los 16 años, de comenzar a trabajar en el puerto?Eso significaba que yo no era muy aplicado en los estudios, ya que entonces había dos salidas: estudiar el bachiller superior y una licenciatura o hacer formación profesional. Yo decidí optar por trabajar y, por suerte, tenía familiares en la junta del puerto y entré de aprendiz.Mis primeros años fueron de aprendizaje formal y profesional. Hacíamos de todo: desde reparar las grúas hasta el alumbrado. Me sirvió de mucho y aprendí muchas cosas desde el punto de vista profesional. Después de ser aprendiz llegué a ser oficial y hacía trabajos como gruista o maquinista, que era el nivel máximo y lo que ofrecía más posibilidades económicas. Años después los gruistas del puerto pasaron al sector de la estiba, pero yo ya no pasé. Seguí otro camino……que con los años le llevó a presidir la Autoridad Portuaria entre 2004 y 2011. ¿Cómo fue ese salto?Entraron en juego muchas coincidencias. Yo compaginaba mi trabajo en el Port de Tarragona con la política local y en el año 1979 entré como representante de la UGT en la lista de los socialistas al Ayuntamiento de Tarragona. A partir de ahí estuve muchos años de concejal y eso me permitió adquirir otra línea de conocimiento y experiencia en la política y con una responsabilidad política.En el año 2004, coincidiendo con la elección de Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat de Catalunya, tuve la suerte de que me nombró presidente de la Autoridad Portuaria de Tarragona. Estuve en el lugar y en el momento adecuado, aunque, obviamente, también tenía posibilidades por mi experiencia y conocimiento tanto de la actividad portuaria como de la política.
“La gran revolución ha sido la implantación del contenedor”Después de todos estos años, ¿cuáles son los recuerdos que más tiene presentes?Lo que siempre recuerdo y no olvido es la imagen de cómo la gente trabajaba en las bodegas de los barcos, centenares y centenares de trabajadores que descargaban los buques.Siempre se ha dicho, y es verdad, que el trabajo portuario y el de la estiba es muy duro y la imagen que guardo es la dureza de los trabajadores valientes y su esfuerzo trabajando en las bodegas, donde había todo tipo de carga.Además, los barcos de antes no son como los de ahora y tenían bodegas muy complicadas donde la gente se jugaba la vida. Actualmente, con la maquinaria hay mucha actividad automatizada.¿Qué es lo que más le ha impactado a lo largo de todos estos años?Uno de los momentos más trascendentales de mi vida portuaria y para todas las personas que trabajaban en los puertos fue el cambio de sistema de transporte de mercancías con la implantación del contenedor, una revolución a nivel mundial que a España llegó a finales de los 60 y principios de los 70.Como la operación de carga y descarga venía siendo de manera manual y con centenares de trabajadores, el contenedor se implementó con miedo. El motivo principal de ese temor era la pérdida de puestos trabajo ya que la labor de estiba se hacía manualmente y miles de trabajadores veían que su trabajo estaba en peligro. Además, en aquel momento existía mucha actividad sindical y el sistema portuario español se asustó mucho. Era un momento de revolución en la operativa portuaria, pero ahora es difícil imaginar un puerto sin contenedores.
Josep Antón Burgasé. “Pasamos de no saber dónde ubicar la mercancía adesaparecer el comercio”¿Qué proyectos trascendentes recuerda de sus años al frente de la AP de Tarragona?Fuimos continuadores de las infraestructuras que ya estaban en marcha. No obstante, el director del Port de Tarragona de entonces y yo apostamos por que un gran terminalista de contenedores se pudiera instalar en Tarragona.Fue cuando llego DP World al puerto. Para ello se construyó un nuevo muelle, el de Andalucía, a cargo de la APT, con su posterior concesión y habilitación por parte del terminalista.Ahora bien, la crisis económica y lo que conllevó la salida de la misma configuró en España un mapa de terminales y navieras diferente al momento en el cual llegó DP World a Tarragona. Se produjo una concentración tremenda de navieras y terminalistas en los puertos españoles y en el mundo y ese fenómeno afectó a Tarragona, ya que se concentró todo en muy pocos y grandes puertos.Por tanto, el objetivo de la terminal, cuya capacidad era de un millón y medio de TEUs, no se consiguió y tampoco se ha conseguido hasta el momento, porque la realidad es que el mercado internacional ha seguido evolucionando hacia la concentración.Fue la crisis económica otro momento de especial significación, ¿verdad?Lo notamos mucho, ya que antes de estallar teníamos record de mercancías y, de hecho, no sabíamos dónde colocarlas. Había muchísima importación de materiales de construcción, pero, de repente, cayó todo. Es decir, pasamos de no saber dónde ubicar la mercancía porque no teníamos espacio, a desaparecer el comercio, con productos muy afectados como el clínker. Fueron años complicados. Aun así, recuerdo otros proyectos relevantes como la inauguración de la remodelación del Serrallo o el Moll de Costa.Aun así, hay que tener en cuenta que muchas de las obras portuarias que ejecuté estaban diseñadas de anteriores presidentes. No hay un mandato único, no existe una actuación exclusiva de un momento determinado, porque cada obra y cada planificación es un camino largo y continuo que puede coincidir con varios presidentes y cada uno aporta su pincelada. La continuidad de las infraestructuras es lo más importante.