Entre esas dificultades destacan los problemas que todavía hoy siguen existiendo para que se realicen los cambios de tripulaciones en tiempo y forma y para garantizar la movilidad de los trabajadores del mar con el fin de que puedan enrolarse o regresar a sus casas cuando culmina su tiempo de trabajo.
El director general de la Marina Mercante, Benito Núñez, reconoce “el importantísimo papel que estos hombres y mujeres están desempeñando y desempeñarán en el futuro del sector, como se está demostrando durante la pandemia” y expresa su compromiso para tratar de mitigar, en la medida de lo posible, las dificultades que están sufriendo debido, todavía hoy, a las restricciones de movilidad en muchas partes del mundo.
Además, desde la Dirección General de la Marina Mercante se está trabajando para ofrecer soluciones que nos preparen para un mundo pos-COVID en el que debe apostarse por un transporte marítimo más sostenible y en el que se ha de conceder prioridad absoluta a la resolución de los problemas de la gente del mar.
En este sentido, la representación permanente de España en el Consejo de la OMI ya ha propuesto que el “factor humano” se incluya dentro de los principios estratégicos de esta organización internacional, “ya que consideramos que ese es el camino para mejorar la seguridad de los trabajadores del mar a bordo de los buques, como parte esencial de la seguridad de la navegación y la lucha contra la contaminación del medio marino”, señala Víctor Jiménez, consejero de transporte en la OMI.
En España, según los datos que constan en el Instituto Social de la Marina, están afiliados como trabajadores del mar 73.735 personas, procedentes sobre todo de las CC.AA. de Galicia y Valencia. A todos ellos y al resto, que trabaja en distintos sectores del transporte marítimo, todo nuestro reconocimiento.