Así lo atestigua Jordi Trius, presidente de la Asociación de Agentes Consignatarios de Buques de Barcelona, convencido de que estos profesionales han sumado valor añadido al trabajo, “ejerciendo de ventanilla única de los barcos en puerto”. Eso sí, “siempre por cuenta del armador” porque “somos sus agentes y siempre debemos defender sus intereses”, aclara Trius.
El presidente de la asociación barcelonesa, que cuenta con 48 socios que suman alrededor de 1.500 empleados y que en el último año ha incorporado a tres empresas –Masiques, Italmar y Marítima Davila–, remarca que la profesión tiene plena vigencia ya que “seguimos siendo un actor importante dentro de la industria marítima y de los servicios portuarios”.
Adaptación al medio
El boom de las nuevas tecnologías no ha quitado importancia a esta figura. “Los procesos de digitalización y robotización hacen peligrar muchas profesiones pero creemos que no es nuestro caso porque hemos aportado más valor añadido a nuestro trabajo y centralizamos todos los aspectos relativos al paso de los barcos y las tripulaciones por los puertos”, tanto en su vertiente operativa como comercial, desde aspectos tan básicos como la gestión de visados y la asistencia médica de la tripulación a todas las necesidades que tenga el buque, pasando por la comercialización de servicios de la naviera, entre otros. “Somos los responsables de coordinar todos estos trabajos”, resume Jordi Trius.
El presidente de la Asociación de Agentes Consignatarios de Buques de Barcelona recuerda, además, que aunque el negocio del contenedor es el que tiene más visibilidad actualmente, “no todo se acaba aquí, ni mucho menos”. Trius reclama más protagonismo para el resto de tráficos y buques: car-carriers, graneleros, cruceros, etcétera.
En este sentido, la Asociación de Agentes Consignatarios de Buques de Barcelona creó hace ya un tiempo distintas comisiones para abordar de forma individualizada las problemáticas de las diferentes modalidades, ya sea cruceros, vehículos, tramp, car-carriers o línea regular.
Para dar idea de la importancia que cada una de estas actividades tiene en un puerto como el de Barcelona, Trius ofrece datos: el año pasado se registraron alrededor de 9.000 escalas en el puerto de la capital catalana. De ellas, un 30% correspondió a buques portacontenedores, el 10% a cruceros y el 40% fueron escalas de buques del resto de áreas de actividad.
A la espera del Real Decreto
La inminente entrada en vigor del Real Decreto regulador de la actividad consignataria –se espera que se publique en estos días en el Boletín Oficial del Estado (BOE)– debería servir, confía Jordi Trius, para reforzar el valor de la figura del consignatario en tanto que “pone las bases para hacer el trabajo de forma adecuada”. El presidente de la asociación barcelonesa recuerda que hay cierto riesgo de intrusismo en el sector, haciendo peligrar la calidad del servicio que se ofrece y con este Real Decreto las garantías de profesionalidad deberían ser más fuertes. “No se trata de poner barreras, sino de controlar cómo se desarrolla la actividad porque el consignatario tiene una responsabilidad grande de cara tanto a las autoridades como al armador y a los propietarios de las mercancías”.
Jordi Trius también pone de relieve la importancia del asociacionismo y de mantener vínculos fuertes entre el propio sector, algo que la asociación de Barcelona ejerce desde hace tiempo, estando presente en numerosas entidades, como en el consejo de administración y el consejo rector del Puerto de Barcelona, así como en el comité de servicios portuarios y en el consejo de movilidad de la Generalitat de Catalunya, además de tener presencia en la Asociación Española de Consignatarios de Buques (Asecob), siendo miembro del comité ejecutivo y del subcomité de asociaciones de consignatarios, así como en las asociaciones europea e internacional, Ecasba y Fonasba, respectivamente.