BARCELONA. Antiguamente, existía la figura del farero, personas que llevaban el control y mantenimiento de la infraestructura y, en la mayoría de casos, era su residencia particular. En ocasiones, en muchos faros vivía el farero principal y uno de auxiliar con sus familias. Durante los años noventa, se procedió a su automatización para poder ser controlados desde la distancia y, por lo tanto, liberar la presencia permanente de un farero. Esto permitió dejar libres las dependencias donde vivían y abrir la posibilidad de poder hacer algo más en los faros.
En la visita de hoy han participado el presidente del Port de Barcelona, Damià Calvet; el alcalde de Tossa de Mar, Ramon Gascons; la primera teniente de alcalde, Imma Colom; el jefe del Gabinete de Presidencia y Relaciones Institucionales del Port, Joan Pere Gómez; el director de Auditoría Interna y del Gabinete Técnico del Port, Santiago Otero; la técnica de Cultura del Ayuntamiento de Tossa de Mar, Rosa Maria Sureda; la regidora, Andrea Nadal; y el responsable técnico en señalización marítima del Port, Antonio Cebrián.
En el encuentro, se ha querido poner en valor el que representan los faros con la entrega del capítulo de Tossa de “Los faros a vista de dron”, un proyecto audiovisual que ha iniciado el Port de Barcelona con la colaboración de los ayuntamientos que tienen un faro en su territorio.
El Faro de Tossa de Mar, situado a la parte más alta de la Vila Vella a unos 60 metros sobre el nivel del mar, fue inaugurado el 1919. Su construcción permitió cubrir las necesidades de señalización marítima entre las poblaciones de Calella y Palamós y fue de los primeros al ser concesionado a un Ayuntamiento.
Hay que recordar que la gestión de los faros y la señalización marítima en el Estado está cedida a las diferentes Autoridades Portuarias que son las responsables de las zonas geográficas de su influencia. La Autoridad Portuaria de Barcelona gestiona los 12 faros de las demarcaciones de Girona y Barcelona.