Para la Asociación de Provisionistas de Buques Provicanarias, el 2020 se ha cerrado con un saldo “positivo a pesar de la inactividad de muchos clientes y el cese de escalas de cruceros. Estamos deseando volver a la normalidad, a visitar ferias, a que aumente el tráfico y se reactiven las rutas”, explica a este Diario la gerente de la Asociación, Mónica Hernández.
“El énfasis se ha estado poniendo en el sector offshore y en el cumplimiento de todas las medidas y requisitos de seguridad - añade la gerente - además de mantener a toda la plantilla en todo momento, lo que ha garantizado poder culminar con un balance prometedor”.
Lo vivido
No obstante, recuerda Hernández, la COVID impidió la asistencia presencial a ferias y eventos y ha habido un descenso en el tráfico marítimo notable, aunque “no caótico como en otros sectores como el turismo”. También se ha notado un descenso en las tripulaciones (“donde había 30 ahora hay 15”) y ha habido problemas con los cambios de tripulantes “por las combinaciones aéreas o porque no había suficientes hoteles para los tripulantes”. Otro problema detectado por Provicanarias fue que no pudieron llegar a los astilleros todos los trabajadores que se necesitaban para reparar los barcos, con lo que los clientes eligieron otro puerto.
“Confiamos en arrancar el año como hemos estado en diciembre y remontar de cara a medio y final de año para recuperar los números de ejercicios anteriores. La intención es como mínimo igualar los números de 2020”
Preguntada por cómo se vivieron las semanas de confinamiento y el estado de alarma, la gerente destaca: “A nivel burocrático, adaptándonos a las formalidades que se publicaban oficialmente para poder realizar la actividad como servicio esencial acerca de las autorizaciones necesarias para los desplazamientos, etc. Había mucho cambio constantemente y la labor de la Asociación fue agradecida como fuente de información y nexo entre administraciones públicas y empresas”.
Asimismo, Provicanarias atendió las dudas surgidas también a nivel laboral en temas como los ERTEs o el teletrabajo; y en el ámbito de la salud “por el desconocimiento que había sobre el virus, posibles riesgos, causas de contagio, etc”.
Previsiones
Así las cosas, para este 2021, los provisionistas de buques del puerto de Las Palmas se muestran cautos “ante la situación política compleja que vive el país que repercute en las políticas fiscales, económicas y laborales que afectan a las empresas”, asevera Mónica Hernández.
Evidentemente, la entrada de mercancías en el puerto se mantiene e incrementa, poco a poco, pero, como destaca la gerente, “las tripulaciones están bajo mínimos y, en comparación con el año anterior en la misma fecha, hay menos pedidos. Desde noviembre vienen más a astilleros, aunque al no haber carga hay menos tráfico marítimo y no pasan por los puertos; y aunque se comienzan a reactivar algunas rutas seguimos con la incertidumbre de en qué condiciones podremos trabajar mañana”.
“Seguimos trabajando normalmente, con el equipo completo, pero sin bajar la guardia, ya que somos conscientes del peligro que enfrentamos cada día dentro y fuera del trabajo. Algunos clientes que se fueron durante el estado de alarma han vuelto y los números son buenos. Un rayito de esperanza para acabar bien un año que no prometía nada”, subraya la gerente.
Los provisionistas esperan que, a finales del primer cuatrimestre de este año, se produzca la reactivación de proyectos y la recuperación o estabilización de muchos de los armadores y owners con los que trabajan. “Con ello confiamos en arrancar el año como ahora, pero remontar de cara a medio y final de año para recuperar los números de ejercicios anteriores. La intención es como mínimo igualar los números de 2020”, concluye Hernández.
Los envíos de mercancías internacionales y los stocks de proveedores habituales se han visto afectados por la situación internacional lo que ha afectado a los provisionistas canarios. Recuperar el trato cara a cara, fundamental para los provisionistasPara la gerente de Provicanarias, Mónica Hernández, los principales retos a los que se enfrentan las empresas a día de hoy son, en primer lugar, recuperar el trato cara a cara, “esencial cuando uno ofrece no solo suministros, sino un servicio integral al cliente”.
Por otro lado, “las entregas y los procesos se han visto afectados y hemos tenido que saber adaptarnos a los nuevos procedimientos, sin personal subiendo a bordo, etc. Los envíos de mercancías internacionales y los stocks de proveedores habituales se han visto afectados también por la situación internacional y por tanto nos afecta a nosotros finalmente”.
Además, apunta Hernández, está la pérdida e incluso desaparición de clientes o partes de sus flotas, “que nos afectan a la facturación”; la incertidumbre existente” y la necesidad de “evitar los contagios, pues un positivo en el ámbito laboral implicaría que se paralizaría todo”. En definitiva, “se intenta no tirar la toalla a pesar de la adversidad”, concluye Hernández.