MADRID. En una intervención de casi 30 minutos, en la que Donald Trump ha sido permanentemente jaleado y aplaudido por la gran mayoría de los asistentes puestos en pie, el nuevo presidente de los Estados Unidos ha hecho un discurso marcadamente ideológico, repleto de mensajes políticos y grandes frases de principios, abundando en muy pocas medidas concretas.
Por eso llama aún más la atención que entre estos asuntos concretos Trump se haya referido de forma precisa al Canal de Panamá y a su insistente voluntad de recuperar este territorio y devolverlo al dominio estadounidense.
“En la construcción del Canal invertimos en su día mucho dinero, Estados Unidos gastó más dinero que en ningún otro proyecto y más de 38.000 estadounidenses perdieron la vida, pero al final se lo entregamos totalmente a Panamá y nos trataron muy mal después de ese regalo, un regalo que nunca se les debió haber dado”, lamentó Trump.
“El espíritu del tratado fue infringido”, prosiguió el presidente, quien denunció que “los buques estadounidense pagan excesivamente” y “no reciben un trato justo”.
Es más, Trump denunció que “China está operando el Canal de Panamá y no se lo dimos a China, se lo dimos a Panamá”, para terminar anunciando que “vamos a tomarlo de vuelta”, el Canal de Panamá “vamos a recuperarlo”.
Donald Trump pronunció estas palabras tras anunciar que renombrará el monte Denali (Alaska) como “monte McKinley” en recuerdo del asesinado 25º presidente William McKinley, de quien alabó su contribución a la construcción del Canal de Panamá pero también de refuerzo de la política arancelaria, otro de los grandes asuntos en el discurso de Trump, que igualmente anunció su decisión de explotar todas las reservas energéticas de Estados Unidos, dar libertad para adquirir los vehículos con la motorización que los ciudadanos precisen y reconvertir Estados Unidos en una gran economía industrial, recuperando precisamente industrias como la automoción.