He comenzado el año un poco block. Lo confieso. Me abruman las noticias nacionales e internacionales que copan los informativos, que hablan de tensiones económicas y políticas, de personas poderosas abogando por dictaduras y de conquistar -es decir, invadir- territorios, como si el siglo XIX fuera el mejor escenario para seguir viviendo. Soy periodista y, aun así, me cuesta horrores no caer en la tentación de perderme en la nada informativa.
Escuchamos cientos de bulos al día, muchas veces pronunciados o instigados por aquellos que han jurado o prometido trabajar por nuestro bienestar, que además se viralizan en una sociedad tiktoker e instragramer que no sabe distinguir la manipulación de quienes se hacen ricos con sus “me gusta”. Así que cuando Donald Trump clamó por recuperar el Canal de Panamá, anexionar Canadá o controlar Groenlandia o cuando Elon Musk se pone a arengar a los haters contra los dirigentes europeos porque la UE no le deja controlar más nuestros datos y ganar más dinero... me pregunto: ¿más cortisol o “APT”, de Rosé y Bruno Mars? Elijo lo segundo y al lío.
Las ínfulas de este señor rico que cree que debe llevar a su país a 1800, siglo en el que manejaban a su antojo América Latina y Asia, se van a encontrar con países fortalecidos, potencias económicas de primer nivel, que le plantarán cara. ¡Y con su propia red social, TikTok, capaz de adoctrinar a sus votantes a ritmo de Charlie XCX, Beyoncé o Sabrina Carpenter si se lo proponen!
Por cierto, quiere recuperar el control del canal navegable estratégico para el comercio internacional, pero dice que el cambio climático es mentira, así que la sequía que ha impactado en la actividad del Canal ¿es una distopía guionizada por Netflix? No os riais que seguro que Trump echa la culpa a los panameños de que sus lagos y ríos estén secos porque no hacen que llueva...