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A la espera de que nos definan lo que es un megacrucero

  • Última actualización
    09 septiembre 2024 05:20

El lenguaje sí que importa. Definir, caracterizar lo que vemos (y lo que no) con palabras y verbalizarlas nos ayuda a estar en el mundo y, lo más importante, a construirlo. Por eso, el lenguaje está en constante evolución integrando nuevos vocablos y sustituyendo -y sentenciando- a los que no atienden adecuadamente a las necesidades de la realidad que nos toca vivir.

Paradigma de resiliencia, el lenguaje nos permite saber en qué posición nos encontramos ante los desafíos que se nos presentan, por eso, cuando llega la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y dice que los megacruceros no podrán visitar Valencia porque no son buenos, surge quien le pregunta con acierto, pero ¿qué es un megacrucero? ¿Hablamos de lo mismo señora alcaldesa? Porque sin bajar al detalle cómo vamos a saber si estamos o no de acuerdo.

En mayo ya avanzó la contundente medida que no titubea al incluir la palabra “prohibir” que siempre impresiona, la cosas como son. La afirmación de Catalá se volvió a repetir este mes de agosto en redes sociales: “El pasado mes de mayo, anunciamos la prohibición de los megacruceros a partir de 2026”. Eso sí subrayó que la decisión está “consensuada con la Autoridad Portuaria de València, cumpliendo con el periodo de planificación de dos años con los que trabajan las operadoras”. Pero... ¿qué es para el ayuntamiento de Valencia un megacrucero? El Cap i Casal no concreta límites de capacidad ni dimensiones de los barcos que no podrán atracar. ¿Nos centramos en rechazar las naves que acojan a 5.000 pasajeros? Si ese es el caso, si el buque no llega con el cartel de aforo completo ¿sí que podrá escalar o solo nos regimos por el aforo máximo que indica la nave? Por cierto, ¿diferenciamos entre pasaje y tripulación en el volumen limitante?

La pedagogía en la comunicación es tremendamente importante cuando la ciudadanía escucha a medias, arrastrada por las tendencias de Instagram y TikTok

Por otro lado, la alcaldesa no se niega a impulsar este tipo de turismo (creo), así que ¿entendemos que los buques más pequeños seguirán teniendo las puertas abiertas a la capital del Turia? ¿No?

Menos mal que la Autoridad Portuaria siempre se ha mostrado al servicio de la ciudad. No sé las veces que Aurelio Martínez en su día declaró que las acciones comerciales de este tipo de tráfico de Valenciaport estarían alineadas con las necesidades y exigencias del territorio, comisión de trabajo conjunta mediante...

La pena es que la inconcreción en el uso de las palabras da armas a la oposición. Medidas así, contundentes, entendibles y justificables -sobre todo si las vinculas con el interés de apoyar un turismo sostenible y de calidad-, se quedan perdidas en el fango de “prohibís los megacruceros, pero no la terminal norte”, “las personas no pero los contenedores sí”, etc. Y lo más doloroso en mi opinión: se pone en tela de juicio (otra vez) el impacto positivo en la ciudad del puerto y su actividad. Arggg

Entiendo que la estrategia está clara y el objetivo también: reducir la avalancha de turistas que pasan unas horas en la ciudad sin aportar valor añadido; pero ¿urgía decirlo así? ¡Pero si los tiempos los controlas tú! #Becalmbaby

La pedagogía en la comunicación es tremendamente importante cuando la ciudadanía escucha a medias, arrastrada por las tendencias de Instagram y TikTok, y encima adolece de un déficit de atención cada vez más preocupante.

Esperemos que lo más pronto posible nos expliquen cuáles van a ser exactamente las prohibiciones de escala por parte del Ayuntamiento, los cruceros que sí y los que no, para que se supere esta conversación y las demagogias baratas que bailan a su alrededor.