Son muchos -e importantes- los problemas que acosan al transporte terrestre y no son tantas las respuestas efectivas que se les pueden dar; así que, quien sea el responsable del asunto (¿hola? ¿hay alguien ahí? ¿Dirección General de Transporte Terrestre?) que apriete los dientes y se enfrente a la realidad. ¿De verdad la mejor gestión del asunto son reuniones in extremis (momento agenda: el siguiente encuentro de la Comisión Negociadora está previsto para el día 9 cuando el transporte marco como deadline el 15 de enero)? ¿En serio?
Reactivemos el sector, perdamos lo que haya que perder para lograrlo o caeremos todos. Tomemos decisiones porque si no las tomarán otros por nosotros. La situación no cambiará sola.
Mientras, en Valencia, ayer se constituyó la mesa electoral para definir el nuevo comité de empresa del Centro Portuario de Empleo (CPE). Las elecciones se celebrarán el 12 de febrero y en ellas Coordinadora Valencia buscará revalidar la mayoría que consiguió en las elecciones de enero de 2015. Aunque evidentemente las metas a alcanzar por los sindicatos se leerán en clave local durante la campaña (nuevos ingresos, gestión del convenio colectivo, nivel de automatización de la nueva terminal de contenedores de la ampliación norte del puerto de Valencia, etc.), no se puede olvidar que tenemos en un limbo la normativa general y el desarrollo del reglamento.
Además, está el asunto de la ZAL del puerto de Valencia. Cuando ya pensábamos que estábamos todos en el mismo tren/barco/avión (elija el medio de transporte que más le guste), arrimando el hombro, cediendo y asumiendo que lo que está hecho, hecho está, aparece el alcalde pedáneo de La Punta, Ignasi Vázquez, para anunciar que destinará su compensación económica como alcalde pedáneo a costear “los gastos económicos del futuro contencioso-administrativo en contra del nuevo plan especial” con el objetivo de volver a paralizarlo. Ay madre. Parece que de nada sirve que Valenciaport ceda mucho suelo, más que el que se destinará realmente a la ZAL, al uso ciudadano. No sirven de nada los cinturones verdes, la apuesta por la eficiencia energética y por la generación de empleo directo entre los vecinos de Valencia. Para algunas personas la situación debe revertirse sí o sí. Dicen hablar por sus electores aunque no se percatan de que entre sus votantes también los hay que en la disyuntiva de tener que elegir cuál es el mejor destino de este espacio asfaltado hace años, lo tienen claro: el nuevo plan de la ZAL es la solución menos mala en un mundo gobernado por la ley de la oferta y la demanda.
Lamentablemente, hasta que nos podamos montar nuestro mundo, con nuestro propio sistema económico y en el que todos seamos iguales, esto es lo que hay. Como dijo aquel: “Es el mercado, amigo”.
Por cierto, esta semana está previsto que el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Valencia extraordinario apruebe el plan de integración Puerto-Ciudad. ¿Será posible que tengamos parcelas de la ZAL adjudicadas antes del verano? No quiero ilusionarme, pero es que... parece que esta vez sí que sí.