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Aduanas para “un puto libro”

  • Última actualización
    19 abril 2024 05:20

Imagino que muchos de ustedes han leído el desahogo de Arturo Pérez-Reverte del pasado 29 de marzo en XL Semanal tras la peripecia vivida con un libro adquirido en Amazon procedente de Estados Unidos, por valor de 191,96 euros y que quedó varado en Correos a la espera de abonar los pertinentes derechos de importación.

Intentó Pérez-Reverte cumplir el procedimiento a través de los canales telemáticos habilitados por Correos, bajo la amenaza de destrucción de la mercancía si no atendía el requerimiento antes de cinco días. Consta en el relato pormenorizado del escritor que lo intentó y consta que fracasó, hasta el punto de que al final no le cupo más remedio que recurrir a la desesperada a un “agente de aduanas” y todo por “un puto libro”. Lástima que Pérez-Reverte confiese que a partir de ahora optará por el contrabando para evitar semejantes trámites y los, a su juicio, desorbitados derechos de importación. En el fondo queda mucha pedagogía por hacer en el campo del comercio electrónico, donde, le guste o no a Pérez-Reverte, no son admisibles los coladeros y donde, por cierto, queda de manifiesto que, como en el resto de ámbitos del comercio exterior, los representantes aduaneros tienen un conocimiento y un valor añadido insustituible.