Así que, allá voy, auriculares, Spotify modo on (concentración a tope) y sus novedades de la semana, para no acabar tarareando las canciones -que me conozco-. Y es entonces cuando escucho lo nuevo de Mon Band e Iván Ferreiro y me quedo con esta frase: “No existe el tiempo sin reloj”. En un momento como el actual en el que las decisiones se tienen que tomar al día, al corto plazo, porque la incertidumbre es altísima y asola con los planes de empresa, estratégicos y lo que se ponga por delante, por más que queramos, ¿miramos el reloj?
Yo creo que sí, que hoy más que nunca estamos pendientes del tiempo y de su marcha inexorable, porque todo nos lo venden en horas, días, semanas, años. Nuestro bienestar y porvenir, también. Así que estamos deseando que llegue el mañana para ver si estamos mejor. ¿Problema? Que inevitablemente tenemos que vivir en el hoy y que hay que ponerse a trabajar para que, de verdad, haya un mañana. Por favor se lo pido señores políticos, dejen de hablar de una vez de planes, planes, planes... y que todas las super ideas y proyectos puedan convertirse de una vez en realidad.
Aceleren el paso porque está claro que el país necesita una inyección de recursos para activar la economía y crear (y asegurar) empleo. ¡Aflojen la pasta de una vez!
Llevamos desde el pasado mes de marzo esperando una actuación más contundente, que se sacuda de verdad la economía. Habían pasado dos semanas de confinamiento cuando los economistas nos decían en los webinars (que se multiplicaban esos días) que la inversión pública iba a ser determinante para que la rueda de esta economía que lo gobierna todo no dejara de girar. Así que aceleren el paso porque está claro que el país necesita una inyección de recursos para activar la economía y crear (y asegurar) empleo. ¡Aflojen la pasta de una vez! Además, según nos dijeron, a la Unión Europea le parecía bien y asignaba cientos de millones para eso, así que dense brío con ese plan de inversiones productivas que nos presentaron hace unos días.
Mientras tanto, mientras se eligen los proyectos en los que se invertirán los nuevos presupuestos de reconstrucción (por cierto, parece que en puertos se superarán los 1.200 millones en 2021), los puertos españoles y sus comunidades portuarias, los operadores logísticos y transportistas siguen redoblando esfuerzos para que este 2020 se cierre con esperanza.
Algunas de las cifras que hemos conocido estos días nos ayudan a ser positivos: la línea ferroviaria entre Sagunto y Zaragoza cerrará el año con un tráfico total bruto de 825.000 toneladas, según las estimaciones del Ministerio, lo que supone un crecimiento del 13,8%; y los tráficos de los puertos de Valencia y Castellón en agosto han sido positivos, destacándose el récord de Valencia que con 503.482 TEUs en agosto reafirma la tendencia de recuperación observada en los meses de junio y julio. Y sí, no crean que soy tan naíf como para no tener en cuenta que nuestro sector siente y padece -muy a su pesar- lo que sucede en la sociedad de primera mano y que tenemos que ser cautos porque las cifras que manejamos del verano son consecuencia de la salida de las fases y del confinamiento y la llegada de las vacaciones pero, bueno, tampoco es cuestión de ser agoreros, ¿no les parece? Pensemos que se están comenzando a sentir las inyecciones de fondos con la aprobación de las primeras inversiones públicas con dinero postcovid. Confiemos en que no nos toque confinarnos de nuevo. Toca cuidarse para cuidar a los demás. Venga va... que se echa en falta poder quedar a tomar un café sin mascarilla.