Los agregadores de contenidos audiovisuales tradicionales nos dicen que sí, que las opciones son múltiples, para todos los gustos, pero, al final, acabamos viendo las mismas películas y series una y otra vez, semana tras semana. A la que te has querido dar cuenta llevas como media hora pasando de canal en canal, clicando en las propuestas de “porque has visto...” y sin disfrutar de nada, realmente.
Pero hay veces en las que, en ese viaje de búsqueda, te embelesas con alguna película a medias, de esas que en su día te atraparon, ¿por qué? pues porque sí. Eso me pasó el otro día. Perdida en el “pero qué vemos”, nos encontramos con “Her”, de Spike Jonze. En su momento, hace ya unos años, la distopía parecía lejana. Hoy, pandemia mediante, no tanto.
El consumo ha comenzado su transición del escenario físico al digital, las recomendaciones de los asistentes digitales como Siri, Alexa, Cortana o Google Assistant comienzan a pesar más que las que te hace tu madre; y caminar por la calle hablándole a la nada gracias a nuestros AirPods es lo más normal del mundo.
En este escenario, la revolución del e-commerce comienza a acelerarse y a dejar de ser excepción para ser ya el pan nuestro de cada día. Lo extraordinario está dejando de serlo porque lo que los expertos preveían que iba a llegar en diez años ha sucedido en 6 meses. Venga, vale, he sido un pelín exagerada, pero entienden lo que quiero decir, ¿no? Con la primera ola de la pandemia observamos incrementos en las ventas online de récord (algunas compañías han tenido aumentos del 35/50% respecto a sus ventas online de 2019), ahora, cuando estamos de lleno en la segunda ola, los proveedores de servicios de transporte urgente y los operadores logísticos prevén un volumen de compras y de envíos e-commerce sin precedentes (a todo esto habrá que sumar el Black Friday y el Cyber Monday).
Los proveedores de servicios de transporte urgente y los operadores logísticos prevén un volumen de compras y de envíos e-commerce sin precedentes
Los niveles, cada vez mayores, de globalización y digitalización hacen que aumente considerablemente el número de empresas que venden a nivel mundial y en mercados online. Las ventas comienzan a no entender de fronteras y espacios como la Unión Europea que consolida la eliminación de barreras entre países miembros para vender más y mejor, lo aceleran irremediablemente.
Mientras, aparecen en escena el Anteproyecto de Ley de Medidas de Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal, que tiene especialmente preocupados a los agentes de aduanas y transitarios españoles, porque como subrayan: el sector necesita unas condiciones normativas y regulatorias adecuadas para un desempeño óptimo del comercio internacional con origen o destino en España. Y no olvidemos que también tenemos el despacho centralizado comunitario que saca sus garras para presentarse como el adulador ideal de los cargadores: “Vente pa’ca que tengo unos trámites ágiles de verdad, lo tendrás resuelto en un pis pás, cero burocracia”. ¿Qué luego tendrás que hacerte mil kilómetros con tu mercancía recién expedida en el norte de Europa? Sí, ¿y?
Y no se me olvida que también está salseando en un rincón del salón el Brexit, inevitable a partir del 1 de enero de 2021. Tanto si terminamos como amigos o lanzándonos los muebles a la cabeza, la cosa es que todo cambiará en unas semanas en el ámbito aduanero, al menos.
Así que menudo fin de año más salao se nos está quedando. Y no hablamos del tema de la llamada paz social en los puertos que eso es pregunta de otro examen.