Un año más el acoso y derribo del Black Friday ha sido implacable. Durante un par de semanas los emails y SMS (¡sí, SMS!) nos han llegado por decenas generándonos la urgente necesidad de revisar nuestros atuendos, complementos, electrodomésticos... ¿Seguro que no necesito nada? Y sí, aunque las ofertas están y puedes tener la responsabilidad de realizar compras reflexivas y previsoras (un aplauso por todos aquellos que logran que sus seres queridos les anticipen la carta a los Reyes Magos, no es mi caso), son muchas las veces en las que los precios no merecen la pena porque, o bien, son engaños con promociones fake, o bien, acabas devolviéndolo porque, llegado el momento, encuentras otra cosa más ideal que regalar.
Aun así: todos acabamos picando porque, si no es así, ¿de dónde salen las cifras de ventas previstas que presentan consultoras, asociaciones y empresas de transporte? Según UNO, las empresas de logística y transporte gestionarán casi 115 millones de envíos durante las próximas campañas de Black Friday y Navidad, lo que significa un 7,1% más que en el mismo periodo del año anterior. What?
Si te parecía mucho, flipa: FedEx pronostica que los transportistas de paquetería distribuirán colectivamente más de 417 millones de envíos en España entre octubre y diciembre de 2024 (un 10,8% más que en el mismo periodo de 2023). ¿Cómo te quedas?
Ahora se entiende que nada más regresar de vacaciones, los operadores logísticos comenzaran con los procesos de selección de personal, lanzaran las ofertas y se quejaran de que no hay gente. Es que, con estos picos de demanda tan bestias, la gestión del equipo es prioritaria. Te juegas tu rentabilidad en que las personas sepan hacer su trabajo con eficacia. Porque las empresas gestionarán una media de 3,9 millones de envíos diarios, con picos de hasta cinco millones en fechas punteras, como el día posterior al Black Friday, el Ciber Monday o la semana previa a la Navidad (UNO dixit); así que el compromiso de saber sacar adelante los envíos no puede ponerse en duda... ¿o sí? Pues... el absentismo laboral en algunos de los eslabones de la cadena logística está siendo reportado más intensamente desde hace un par de años; de hecho, hay puestos de picking/packing, repartidor u operativo de almacén que tienen una rotación increíble. Las compañías no consiguen consolidar en los puestos a los que llegan, a pesar de las cifras de desempleo registradas en España.
Por cierto, a las profesiones tradicionales para estos picos de trabajo (carretilleros, mensajeros, repartidores, etc.) se suman nuevas demandas de los empleadores: perfiles tecnológicos. Las empresas necesitan ser competitivas y las tecnologías disruptivas han entrado en sus almacenes proporcionando una predicción y planificación que resta inseguridades y augura buen rollo para los momentos críticos.
Así, encontramos que, mediante el uso de algoritmos de aprendizaje automático, la inteligencia artificial está identificando patrones complejos permitiendo una gestión más eficiente de los flujos logísticos y que la realidad aumentada o el internet de las cosas están siendo aplicados en almacenes o camiones con óptimos resultados en la gestión de rutas, envíos y mantenimientos de flotas. En definitiva, la campaña de Navidad se complica año tras año y exige más recursos. Ojo a que no se pierda el beneficio en mitad de la vorágine de envíos.
Y no se me olvida la logística inversa y su complejidad, de estos envíos también hay que tener previsión porque su mala gestión puede impactar de lleno en la cuenta de resultados. ¿Quién ha dicho que el Black Friday era solo comprar? De eso nada.