Con el estallido de la pandemia sanitaria, hubo muchísimos “expertos” que consideraron que la globalización, tal y como la tenemos concebida hoy en día, había acabado. Para estos nuevos gurús llegaba el momento de repensar las relaciones internacionales a nivel político y económico. Hubo incluso quien llegó a predecir que el comercio marítimo en particular, y la logística a nivel general, estaban destinados a desparecer, que con el desarrollo de la impresión en 3D cada ciudadano, en la comodidad y seguridad de su propio domicilio, podría fabricar en vivo y en directo todo aquello que necesitara, desde un tapón para una botella hasta cualquier pieza de cualquier electrodoméstico. El que escribe estas líneas lo oyó de boca de un representante político no hará mucho tiempo. Créanme, no les miento.
Pero la realidad se ha encargado de desmentir todos estos mantras. Es lo que tiene lanzar mensajes vacíos de contenido y sin ningún tipo de argumentación o dato que los sustenten: el más mínimo atisbo de realidad desmonta el castillo de naipes en el que se ha convertido ese discurso cuyo pilar es la demonización de un sector tan importante y esencial: el comercio marítimo sigue siendo la forma más masiva y eficiente a la hora de mover mercancías de un punto a otro del mundo, y el camión va a seguir siendo vital para conectar centros productores y clientes porque, por el momento, no hay aeropuertos en cada polígono industrial ni el ferrocarril llega a cada fábrica en este país.
Quien más y quien menos sabe por definición que la actividad logística ha sido, históricamente, de todo menos tranquila. Siempre ha habido disrupciones, siempre ha habido problemas a los que adaptarse, siempre ha habido cuellos de botella aquí o allá, y siempre ha habido tiras y aflojas entre los diferentes eslabones de la cadena logística. Las incidencias en las cadenas de valor han existido desde el inicio de la globalización. Y me atrevería a decir que desde el inicio de los tiempos, porque convendrán conmigo en que en el momento en que nació el comercio, nació la logística. Y desde entonces en estas estamos.