Durante muchos años, la opinión pública tenía ciertas dudas acerca de los riesgos medioambientales. El discurso de los científicos no era fácil de entender por la población, y la clase política no mostraba ni mucho interés ni por supuesto consensos en esta materia.
En la actualidad y con algunas excepciones, parece claro que la sociedad ha entendido los riesgos que conlleva para la vida tal como la entendemos ahora, el no controlar las emisiones de partículas contaminantes y el no tener políticas activas de defensa del medio ambiente. ¡Se ha mejorado mucho!
En España y en Europa estamos sufriendo una pertinaz sequía, que está causando numerosos problemas y cuyas consecuencias son difíciles de calibrar. El pasado año hidrológico en España fue el tercer más seco desde hace 60 años, y las precipitaciones fueron un 23% inferiores a las normales. Este año las cifras son mucho peores y las previsiones no son nada optimistas, y nadie espera que las lluvias del final de la primavera y el verano, compensen los descensos registrados hasta la fecha. En algunas comunidades autónomas ya hay restricciones de agua para regadíos y para el consumo, y la previsión es que, si no llueve de forma abundante y regular en las próximas semanas y meses, este problema se va a extender a toda la geografía española.
Las consecuencias de esta sequía van a ser importantes y las va a notar toda la ciudadanía.
¿Cómo va a afectar la sequía a la logística? La falta de agua incide en todos los ámbitos sociales y económicos: la industria, la ganadería, el ocio y turismo, la generación de energía hidroeléctrica, contaminación atmosférica, etc... Y también son remarcables los riesgos medioambientales como incendios e inundaciones, que en este entorno serán más frecuentes y destructivos. Por último, a menor producción hortofrutícola debido a cosechas más pobres de lo habitual, los precios van a subir, y van a empujar al alza a la inflación.