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Cuando fuimos europeos

Logístico

Albert Oñate
  • Última actualización
    31 mayo 2024 05:20

Estos días que Europa es un tema habitual de conversación, parece una buena ocasión para recordar cómo eran algunos aspectos de nuestro país antes de la entrada en el mercado común, y los principales efectos que ha tenido en nuestra profesión y en nuestro sector. Que han sido muchos y variados.

España firmó la adhesión a la Comunidad Económica Europea en junio del año 1985, y la entrada efectiva fue el primero de enero del 1986. Otras fechas importantes fueron la firma del acuerdo de Schengen hecha en 1985, para progresivamente ir eliminando las fronteras interiores; y también el establecimiento del Euro como moneda única en 12 países, España entre ellos, hecho que sucedió el uno de enero del 2002. ¡Cómo pasa el tiempo!

Si hablamos de la circulación de personas dentro de la Unión, antes de la entrada era necesario pasar controles fronterizos para entrar o salir de cualquier otro país, controles que se extendían también a los vehículos. Imaginaos el impacto positivo que tuvo poder establecerse y trabajar en cualquier otro país de la Unión, lo que permite a los ciudadanos europeos, que nuestro “espacio de trabajo” sean 27 países. Antes de esta entrada si querías y podías trabajar fuera de España, era necesario igual que pasa ahora con los ciudadanos de fuera de la Unión, un montón de burocracia para el permiso de trabajo tanto en el país de salida como en el de llegada, y no siempre con resultados positivos.

La desaparición de las aduanas interiores supuso una severa reconversión para muchos agentes de aduana

El nacimiento de la moneda única tuvo muchas implicaciones para gobiernos, empresas y ciudadanos. El mercado europeo se volvió realmente común, y permitió comprar y vender sin cambios de divisas y pudiendo comparar de forma instantánea, los precios de los proveedores de diversos países. Antes para viajar debíamos cambiar las pesetas con sus correspondientes comisiones bancarias, y al regreso, todos teníamos en casa botes con monedas de un montón de países, ya que no se podían cambiar en los bancos. También el euro ha traído problemas, y muchas veces la gestión del banco central europeo no ha satisfecho muchas necesidades de los ciudadanos, especialmente los del flanco sur.

La desaparición de las aduanas interiores supuso una severa reconversión para muchos agentes de aduana, aunque facilitó a las empresas vender y comprar en gran parte del continente reduciendo enormemente los tramites aduanales y fiscales. Una imagen recurrente era ver los camiones cruzando Europa y parando en cada paso fronterizo, para presentar la documentación del vehículo y de la carga. Este nuevo escenario permitió a España, con una incorporación tardía al mercado común, potenciar su comercio exterior y competir en igualdad de condiciones. Y muchas empresas lo han aprovechado muy bien.

En su momento, la entrada de nuestro país en Europa supuso que durante unos años España tuviera un crecimiento económico superior a la media del continente, y una de las razones fue la recepción de los fondos estructurales y de cohesión, que permitió financiar la modernización de nuestras infraestructuras. La logística se benefició claramente de la mejora de la red viaria y ferroviaria.

No todo ha sido de color de rosa, y con problemas muy serios y no siempre tenemos la agilidad ni la capacidad de resolverlos correctamente. Baja natalidad, inmigración, desindustrialización, la defensa del medio ambiente (seguro que pensáis en el ETS), son algunas cuestiones que están presentes en cada uno de los países y que deberemos resolver. Pero mi opinión es que sin duda alguna el camino ha valido la pena.