Se produce en situaciones de Avería Gruesa en las que las pérdidas de las mercancías arrojadas al mar deben ser soportadas por todos aquellos propietarios de las mercancías que no han sido arrojadas, así como por los propietarios del buque.
La echazón debe comenzar por las mercancías de menor valor y que más estorben y que se hallen sobre cubierta, si las mercancía arrojadas al mar se recuperan, podrán ser reclamadas por su propietario o por la compañía aseguradora, contra el pago de los gastos de salvamento.
Ya en el Código de Comercio de 1885 lo nombraba también como “Orden de Arrojo de efectos” en su artículo 815 (derogado) apartados primero y segundo como un acto decidido, ordenado y dirigido por el Capitán del buque.
En la actualidad este acto está regulado por las Reglas de York y Amberes de 2004 en sus reglas I y II. En síntesis, se trata de una ley del mar en la que el Capitán puede decidir tirar por la borda determinadas mercancías entonces, hoy contenedores, o lo que es lo mismo, un sacrificio realizado por la seguridad de las vidas humanas, la navegación el buque y para proteger el resto de las mercancías que viajan a bordo, rumbo a su destino final. El Capitán tiene esa potestad y nadie se la va a discutir legal ni éticamente. Por un momento, en un mundo paralelo me pongo a pensar en la echazón, aunque cambiando a los diferentes actores que en ella intervienen.
Por ejemplo, que el Capitán del buque fuera el pueblo, los electores, los administrados, los oprimidos y los desfavorecidos. El buque fuera el mundo, el planeta, la sociedad en la que vivimos y en la que queremos seguir viviendo nosotros y nuestras futuras generaciones. Por otro lado, la mercancía o carga sobrante necesaria para mantener la estabilidad y proteger la vida humana y el bienestar de la misma fueran esos políticos, gobernantes, mandamases y caciques. ¿Sería posible llevar a cabo esa echazón u orden de arrojo de efectos?
Lo desconozco, pero de lo que sí estoy seguro es de que si alguna Ley o Regla lo contemplase, más de un personaje reflexionaría para convertirse en persona del pueblo en lugar de persona del sillón. “No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones” (Steven Covey) 28 de abril 2019 - 26 de mayo de 2019.