El Puerto de Sevilla se vistió de largo el pasado jueves para celebrar la inauguración oficial de su nueva terminal sincromodal llamada a impulsar la economía del territorio y la transformación del enclave. Ahí es nada.
Como recordaba el presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Rafael Carmona, el estreno llegaba después de 25 años en los que no se producía un hito de este calibre. La alegría era manifiesta, normal, pero no podemos olvidar que, hasta llegar a este punto, ha habido un proceso largo de pasos dados, diálogo y mucha colaboración público-privada. Lo que tocaba, toca y tocará.
Aunque la nueva terminal comenzó a operar en octubre, el evento de inauguración nos permite poner sobre la mesa la necesidad de contar en nuestro sistema portuario nacional con instalaciones modernas y que cuando se hagan nuevos proyectos, que tanto cuestan de arrancar y ejecutar porque las infraestructuras portuarias es lo que tienen, se valore y premie la mirada innovadora y a largo plazo. De hecho, el Marco Estratégico del Sistema Portuario recoge el objetivo de impulsar la digitalización de las Autoridades Portuarias, contemplando puertos inteligentes, hiperconectados y sincromodales. Así que, que la nueva terminal sevillana tenga como apellido sincromodal no es un detalle menor. En este sentido, Carmona también destacaba hace unos meses en una entrevista concedida a este Diario que, ante un escenario sincromodal, el puerto de Sevilla estaría listo. “Como puerto marítimo de interior reunimos todos los atributos de una plataforma logística completamente sincromodal que integra el buque, el tren y el camión”, decía el presidente.
Que la nueva terminal sevillana tenga como apellido sincromodal no es un detalle menor
Ya tenemos ejemplos exitosos de puertos sincromodales en Europa, no es que estemos poniendo a prueba el sistema portuario ante el precipicio de la nada, la verdad, pero el asunto es creerse el tema, apostar e invertir recursos; porque este tipo de puertos requieren de infraestructuras modernas, es decir, que integren tecnologías avanzadas (sistemas de gestión logística, información en tiempo real, etc.) y no todo el mundo está por la labor. Sí, de esto también hay negacionistas.
Róterdam, Amberes, Hamburgo, Duisburgo, Le Havre, Génova... están demostrando que integrar diferentes modos de transporte, que al final es lo que significa la sincromodalidad, optimiza la utilización de infraestructuras y recursos disponibles lo que deriva en menos tiempos de espera, menos costes, menos cuellos de botella en los procesos de carga y descarga de la mercancía y menos emisiones. O lo que es lo mismo: ganamos en eficiencia de la cadena logística y competitividad.
En España, varios puertos están implementando o han desarrollado infraestructuras que favorecen el modelo sincromodal. Valencia, Barcelona, Algeciras, Bilbao, Huelva o ahora Sevilla con esta nueva terminal son ejemplos de esto mismo y confirmo con alegría que avanzan con paso firme hacia la implementación de soluciones sincromodales, es decir, que están trabajando para aportar valor a la mercancía en el marco de una cadena logística competitiva y plenamente integrada.
¿El futuro portuario pasa por la sincromodalidad? Pues parece que sí a pesar de quienes apuestan por el inmovilismo y el estrujar las inversiones hechas sin actualizarse ni estar presentes en el mundo que nos ha tocado vivir. Mientras estos nostálgicos de la carreta se lamentan de que busquemos la triple sostenibilidad, demos la enhorabuena al Puerto de Sevilla por su nueva terminal que además impulsará la integración puerto-ciudad. ¿Qué más se puede pedir?