En el actual pandemónium político y económico en que se ha convertido el mundo, proponer energía limpia y barata puede sonar a entelequia, o cuando menos ingenuo. Y, sin embargo, todos queremos creer que en el futuro la energía será precisamente eso, limpia y barata, conciliando la sostenibilidad medioambiental y la rentabilidad económica gracias a la innovación.
A día de hoy, a falta de energía gratis e ilimitada, como soñó Nikola Tesla con su Torre de Wardenclyffe, que ubicó en Brookhaven (Nueva York), parece ser que la forma más barata de producir electricidad es mediante energía solar y eólica, así que la disyuntiva entre energía limpia y costes de obtención ya no debería existir. “Lo más barato, es también lo más sostenible”, dicen, a favor de viento, los gurús de las renovables.
Barato, tal vez, pero ¿sostenible? ¿Es sostenible también su impacto sobre el paisaje? La Diputación Foral de Álava cree que no lo es y ha rechazado los tres primeros proyectos de parques solares ligados a la línea de alta tensión de 100 km que plantea la compañía Solaria para cruzar Álava y Bizkaia hasta el Puerto de Bilbao, advirtiendo de un “impacto inadmisible” sobre el agro, las carreteras y varios monumentos por donde atraviesa.
La logística y los puertos son vitales para evitar un cuello de botella en el desarrollo de la energía eólica marina
El caso es que, por un motivo u otro, la energía eólica marina u offshore, es una de las fuentes de energía renovable de más rápido crecimiento en el mundo, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que asegura que podría generar más de 18 veces la demanda mundial actual de electricidad, siempre que los gobiernos y la industria trabajen juntos para acelerar su implementación. Y siempre, habría que añadir, que existan empresas y profesionales logísticos suficientemente capacitados, puertos con las infraestructuras adecuadas y barcos con las capacidades requeridas para planificar, gestionar, almacenar y transportar unos componentes que no dejan de aumentar en tamaño, planteando nuevos retos de gran complejidad.
Como protagonista del rápido desarrollo de la energía eólica marina en los últimos tiempos, la industria de la carga de proyecto es plenamente consciente de los retos que se le plantean en los próximos años a la cadena de suministro eólica, con proyecciones que apuntan a cuadruplicar o quintuplicar la demanda de componentes y servicios como la logística.
Como se dijo hace unos días en Bilbao en el Project Cargo Summit, el papel de la logística y de los puertos es vital para evitar un cuello de botella que daría al traste con los objetivos de capacidad instalada establecidos por la UE. Aunque las redes eléctricas son el principal obstáculo, ya que no se están ampliando ni modernizando con la suficiente rapidez, la capacidad portuaria también es un objetivo prioritario para la construcción de energía eólica marina ya que, de toda la cadena de valor, tiene el desarrollo más largo, con plazos de ejecución (desde la obtención de permisos hasta la puesta en servicio) de entre 6 y 10 años para las ampliaciones portuarias.
Por ello, es fundamental que las inversiones en los puertos se ejecuten lo antes posible para limitar los posibles retrasos. Cuando se habla de infraestructuras, es recurrente el debate sobre si es primero la necesidad y luego la infraestructura, o es la infraestructura la que puede generar en cierta forma la necesidad. Tomando como referencia la teoría de la evolución de Darwin, el huevo fue antes que la gallina, aunque no creo que esto sea de gran ayuda para los responsables portuarios, que deben tomar decisiones de mucho calado fundamentadas en datos y en concienzudos análisis. Pero.. .¿y si algún día se hiciera realidad el sueño de Nikola Tesla?.