Eso sí, a este Suricata le cuentan que De la Encina viene siendo el presidente no ya con mayor poder sino, sobre todo, con la mayor capacidad y los más potentes resortes y contactos para, en el seno de un Gobierno socialista, movilizar el interés de todos los órganos implicados en aras a resolver retos portuarios fundamentales, a menudo encallados por la mera ignorancia de otros departamentos ministeriales.
Lástima que, como ayer recordó el propio De la Encina, esta capacidad llevé cercenada desde el mismo instante de su nombramiento por culpa de la pesada losa del “en funciones”, sobre cuyo desenlace no hay certeza alguna.
Ayer De la Encina mismo hablaba de “quien venga o quien esté en el cargo deberá dar continuidad al Marco Estratégico”. Cosas de esta política.