Ayer, en el Forum Europa, me tocó oír a Antonio Montiel, candidato de Podemos a la Generalitat Valenciana. Menos vips, menos público, pero muchas más preguntas. Parece ser, miren por dónde, que Podemos despierta más preguntas que ganas de oír sus respuestas. Tenga uno donde tenga su alma política, lo que parece ya confirmado es que, en este sector, como seguramente ocurra en otros, si no estamos muy atentos los que vivimos de él, si no reflexionamos desde ya como muy tarde respecto a la que se puede avecinar, corremos un constatado riesgo de que las decisiones que nos afecten se tomen desde la arbitrariedad o la ignorancia. Cada cual considerará que el sector en el que trabaja es clave para la economía y el bienestar de la sociedad y todo eso. Nosotros también lo pensamos de la logística. Con la diferencia de que en nuestro caso es cierto. En las charlas para convencer a los votantes hay tres fases: Decir lo mal que lo hacen otros. Decir lo bien que lo harían ellos y explicar cómo. Enumerar problemas es lo fácil. Usted, incluso yo mismo, le podemos hacer una amplia lista de aspectos insostenibles. Tampoco es muy complicado lo de enumerar cosas que harían si mandaran y cosas que nunca se les pasaría por la cabeza. Otra cosa distinta, a la que pocos llegan, es a lo de explicar cómo lo van a hacer, de dónde van a sacar para tanto destacar. Ocurre que a la logística no la nombran ni siquiera en la fase de posibles cosas a mejorar. No existimos. Y si les preguntamos nos contestan mil palabras y ningún contenido. Alguno de estos posibles nuevos me han confesado en un apartado que saben poco o nada de nuestro sector. No pasa nada. Tampoco nos vamos a rasgar las vestiduras. Ya aprenderán, como han hecho otros muchos. Ocurre, como idea novedosa, que también podríamos ayudarles. La Confederación Empresarial Valenciana, por ejemplo, ha realizado un documento, sencillo, breve y clarito en el que se expone lo que pide el empresariado en general a los dirigentes políticos. No estaría de más que la logística, a través de sus asociaciones o como ustedes quieran, trazara algún tipo de lista de propuestas sobre nuestro sector. Esa lista es mejor entregarla a los candidatos que a los ya elegidos, por aquello de que antes de elecciones escuchan más y se comprometen más. Si no puede ser, se hace imprescindible preparar ese sentir, esa voz del colectivo, para entregarla a los nuevos o a los renovados, en cuanto sepamos quiénes son. Lo complicado será establecer puntos de encuentro y consenso entre todos o bastantes de los muchos que nos jugamos el pan y la sal con las medidas de los mandatarios. Nadie dijo que fuera sencillo, pero cuanto antes se fijara una mínima unidad de criterio en algunos puntos, más fácil sería tratar de influir en la toma de decisiones. Si esperamos a que las tomen, todo se complica. Seguro que ellos solos llegan, lo entienden todo a la primera y aciertan en sus decisiones. Pero tampoco estaría mal que les echáramos una mano. A tiempo estamos.