Ese mismo mono figurado, que a la postre es el que debe encargarse de fijar los horarios de la Liga de fútbol española (según defiende Paco González), puede que tenga mucha responsabilidad sobre la elaboración del calendario escolar en España, fiel reflejo de la diversidad de nuestro país... y del cachondeo que nos acompaña allá donde vamos.¿Y qué pinta aquí, en una publicación de corte económico y empresarial, la configuración del calendario escolar? Pues mucho.Siempre que es posible, los padres acaban por articular sus días de vacaciones en función de las de sus hijos. Muchas veces por coincidir con ellos, otras muchas por no tener más remedio. Es una realidad.También se da la circunstancia que durante el año nos encontramos con dos periodos vacacionales escolares (Navidad y Semana Santa) que no todos los padres o madres pueden disfrutar en toda su intensidad, por lo que no queda más remedio que hacer un ajuste fino de logística familiar para afrontar estos festivos.Pero también encontramos a los que, por las características de su trabajo o porque se han gestionado así sus días de descanso, aprovechan la Semana Santa o las Navidades para hacer la famosa "escapadita" o para "desconectar unos diítas".En nuestro país, porque somos así, sacamos a pasear la pandereta para hacer el calendario escolar. No exagero.Este año, por ejemplo, el inicio de curso para los alumnos de Primaria ha oscilado desde el 3 de septiembre en la Comunitat Valenciana, hasta el 15 de septiembre de Catalunya... El cachondeo total llega en Semana Santa, periodo en el que unos inician sus vacaciones el 30 de marzo (Madrid, por ejemplo) y otros el 2 de abril (Cantabria) y las acaban a partir del 6 de abril (como es el caso de Murcia) hasta el 13 de abril (Comunitat Valenciana). Lo dicho, un mono con un lápiz.Ya sé que el calendario escolar no debería afectar a la actividad normal de las empresas, pero todos ustedes saben que la realidad es la que es. Quién no ha escuchado eso de "lo hablamos después de Semana Santa"...? La cita pospuesta implica una horquilla bastante amplia según se esté hablando con alguien de Murcia o de Valencia.En un sector como el nuestro, que actúa en global y se resiente de la mínima incidencia ocurrida en cualquier lugar del mundo, un festivo local puede llegar a provocar desbarajustes múltiples. Seguro que ustedes nos podrían contar mil y una historias.Sí, me han pillado. Soy partidario de unificar criterios para ganar competitividad en un país al que se le escurre entre los dedos. Podríamos empezar por el asunto escolar; más tarde abordaríamos la particular casuística del sector logístico (que no tiene desperdicio) y ya finalmente podríamos llegar al tema del fútbol y derivados... que es lo que realmente nos interesa.No les quiero engañar, soy bastante pesimista al respecto. Porque quizás esa anarquía que nos define para determinadas cosas o esa forma tan nuestra de afrontar los problemas, también nos hace diferentes... y a veces mejores.