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Trainspotting

Los aficionados al ferrocarril, los amantes del tren, los chalados por este artilugio de hierro que encarriló la revolución industrial y en consecuencia, el progreso, tienen uno de sus principales santuarios en Inglaterra. ¡Dónde si no...! En York, concretamente, el National Rail Museum bien merece una peregrinación, mejor en familia, si se desea gozar con todos los sentidos de toda la mística y poesía que acompaña al tren; un lugar absolutamente recomendable para conocer la historia del ferrocarril y disfrutar de las historias del tren, que son dos historias parecidas pero no necesariamente iguales.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 19:22

Pues bien, exhibe el National Rail Museum una exposición permanente dedicada al "Trainspotting", esa afición tan extravagante ("freaky" lo llaman ahora) que consiste en pasarse horas apostado junto a la vía del ferrocarril para observar el paso de los trenes y anotando en una libreta cosas tan fútiles como la hora de paso, número de locomotora, tipo de tren.. y solo por el placer de hacerlo. Me ha venido a la cabeza la figura del "trainspotter" a raíz de las doce locomotoras que el Gobierno Vasco encargó en 2006 para la división de mercancías de Euskotren y que recibió entre 2009 y 2012 previo pago de 37,5 millones de euros. Yo mismo asistí un 4 de febrero de 2009 a la entrega de la primera, de nombre "Bidasoa", y como en el fondo, como bilbaíno que soy, guardo cierta esencia british en el trasterito de mi alma, sentí en aquel instante un repentino e irrefrenable deseo de convertirme en "trainspotter" para contemplar desde un prado cualquiera el paso del "Bidasoa" y del resto de locomotoras de Eusko Kargo que se entregaron hasta 2012, todas ellas con nombre de ríos vascos: "Urumea", "Arratia", "Oria", "Urola", "Deba", "Ego", "Ibaizabal", "Oka", "Nerbioi", "Asua".Pero como afortunadamente apenas tengo tiempo para tales ocupaciones, no llegué a practicarla. Y en buena hora, porque hubiera tardado años en ver circular a alguna de esas doce locomotoras. De hecho, siete aún no lo han hecho, cinco años después de su entrega. Tres unidades fueron vendidas a Ecuador y una fue alquilada a FGC, el equivalente catalán de Euskotren. Algo ha fallado, pues, para que 22 de los 37,5 millones de euros invertidos sigan en una cochera. El "culpable" tiene nombre y apellidos: "Plan Estratégico XXI" de Euskotren.Los consultores y técnicos que diseñaron el Plan y los políticos que lo aprobaron sostenían en 2001 que el crecimiento previsto en el transporte de mercancías de la red de Euskotren era "espectacular" dado que de las 150.000 toneladas de 1999 se planteaba como objetivo alcanzar en 2012 una cuota de carga de 2 millones de toneladas. Ante tan prometedor escenario, se encargaron 12 locomotoras para responder a tal avalancha de carga. Sin embargo, un planteamiento que apostaba por el ferrocarril acabó víctima de una ambición mal calculada, visto con la perspectivca del tiempo. La crisis económica y la paralización de algunas de las inversiones en infraestructuras ferroviarias previstas, junto al descenso de los tráficos y el cambio de Gobierno autonómico, entre otras causas, cubrieron de polvo las locomotoras.Parte de la inversión se ha recuperado con la venta y el alquiler pero los esfuerzos deben perseguir la captación de tráficos que requieran del uso de las locomotoras. Porque en medio de este fiasco, no sirve de consuelo que el asunto haya llegado al Parlamento Vasco con la petición de explicaciones al Gobierno Vasco. Lo realmente importante es que el transporte ferroviario de mercancías sea una realidad y no cuatro párrafos de un Plan Estratégico. Hasta entonces, el "trainspotting" de trenes de Eusko Kargo será una afición tan loable como baldía.