El hecho de que no fuera novata en esto de los puertos ha servido de mecha para luego, con su cargo actual, eclosionar de golpe en su cercanía a aspectos de nuestro mundo a los que ningún antecesor se había asomado. Su entusiasmo por los puertos ha creado una pequeña isla en la que convive una política volcada con su faena, sin más, y un sector entregado a construir futuro, sin menos. Los resultados, de seguir así, podrían ser espectaculares. Vemos a la ministra cada día en un puerto, cada día en un foro logístico, reunida con quien ningún antecesor se había reunido, moviéndose con frenesí, mecida por el agua de este oasis de la logística, tanto más valiosa cuanto más escasa es en el entorno. Con toda la porquería que rodea al mundo de la política, con toda la miseria que rodea a todos o casi todos los sectores económicos de nuestro país, alguien que se dedique a gestión política pura, sólo gestión política, invertida en un sector logístico sano en su esencia, es digno de destacar y aprovechar. Si los políticos siguen en esas batallas repugnantes de tratar de demostrar que el otro es mucho más miserable y podrido que uno mismo, hemos de aprovechar que están distraídos en esos lodazales, para seguir trabajando por nuestro sector, de la mano de una Ministra que, según parece, le tiene concreto aprecio a lo que los logísticos hacen, y que además, toco madera, puede arrojar la primera piedra, algo que, sin ir más lejos, parece que su antecesor no podría hacer. Una gestora que no tiene que estar escondiéndose de la prensa, ni leer su nombre embadurnado de porquería día sí y día también, puede dedicar, y así lo hace, todas sus neuronas a construir, a trabajar. La logística somos lo que somos: un punto de apoyo sólido para construir progreso. Contamos con instalaciones, profesionales, experiencia, situación geoestratégica... si a eso le sumamos algunas mejoras en las conexiones ferroviarias y algo más de seriedad en las relaciones laborales, y que quien venga lo haga, como parece el caso de Ana Pastor, con ganas de sumar, más motivos tenemos para volver a llamar la atención sobre la fuerza motriz activa y potencial de la logística para impulsar el futuro. Tampoco tenemos tanto a lo que agarrarnos, por eso no debemos desaprovechar esta conjunción de positivas circunstancias, para no dejar de mimar y defender nuestro sector entre todos los agentes implicados, desde el último, aunque nunca menos importante, trabajador de un muelle, hasta el más alto cargo del Ministerio. Con eso, no nos ha de parar nadie. ¿Verdad señora ministra?