El impedimento que nos separa de la citada justicia no es sólo el de las nuevas tasas, sino la mantenida e incluso acrecentada lentitud de la administración de justicia. Si ese cometido de repartir justicia se llevara bajo un prisma de empresa privada, todos los problemas se acabarían de golpe. El ciudadano sería el cliente y su demanda de justicia sería importante y urgente. Cuando uno pide justicia, el esfuerzo por dar un servicio inmediato deberían multiplicarse. Pero no. Somos jueces y tu no, y además somos funcionarios, y tú ... haber estudiado. Y la vida, que es muy corta, se nos va esperándoles, y no ya porque nos vemos envueltos en pleitos, sino porque incluso aquellos en los que no tenemos nada que ver nos afectan. Volviendo de nuevo a nuestro sector, cuando se produce una situación injusta, pocos son los que denuncian y menos los que consiguen justicia real. Entre otras cosas, porque la justicia es lenta, desesperantemente lenta, convirtiéndose así en cruz añadida, pena y castigo para todos. La tremenda injusticia que se vive cada día, propongo cambiarla por la mínima injusticia que se generaría si se aplicara el concepto de "mala suerte" para resolver conflictos. Es decir, que la "mala suerte" sea un agravante suficiente en sí mismo para condenar. Que usted, por ejemplo, es el tesorero de un partido político y le pillan con ciertos millones en Suiza... pues "mala suerte", se incauta todo el dinero, se condena, se ejecuta la pena directamente, y luego ya veremos la explicación. Si una naviera trae un contenedor con las normas de seguridad incumplidas, lo mismo: multa tremenda, reparto inmediato de ese dinero entre los que pagan el pato de esa deficiencia, y luego... ya se investigará. Lo mismo si te veo haciendo fotos a la matrícula de un camión que no secunda tu huelga y luego enciendes, casualmente, un mechero al mismo tiempo que miras desafiante al conductor. Idéntico que si una carga se echa a perder porque no he podido llegar a ella coincidiendo con que tú has olvidado tu camión en medio de la carretera. Igual que si pierdo un cliente por no haber podido trabajar durante esa semana en la que a ti no te venía bien que yo trabajara. Tú seguro que eres inocente del todo, no lo dudo, pero has tenido "mala suerte" de que tu paro coincidiera con mi ruina. Si te pillan haciendo algo parecido a un incumplimiento de un contrato, un convenio, un acuerdo entre caballeros, aunque estemos todos seguros que tu intención no tiene nada que ver con ello, todos aceptaremos también que recibas tu correctivo inmediato, por tu "mala suerte". Como digo, esto de condenar por "mala suerte" de modo inmediato, tendría, quizás, algún fleco de injusticia. Hacer las cosas como se están haciendo, está generando toda la injusticia del mundo. Una sentencia que se emite cinco o diez años después de presentada la denuncia... se la puede usted meter por ahí mismo. Ya sé que no es culpa suya ni de nadie, pero... "mala suerte".