Menú
Suscripción

3D: futuro no tan lejano

¿Cómo será el sector del transporte y la logística en 25 años? Esta sería la pregunta que todos los profesionales del sector deberían hacerse si se encuentran al frente del departamento de proyectos e inversiones porque, aunque el futuro no está escrito, parece que la cosa no será como la conocemos hoy. Así que, ¿se están haciendo las inversiones dónde se tienen que hacer? ¿Las empresas están gastando sus presupuestos de manera inteligente?

  • Última actualización
    17 julio 2018 00:00

Está claro que hay dotaciones materiales que son efímeras y que lo que estamos comprando hoy no llegará a cumplir los 25 años, pero hay otras inversiones, las de formación o productos tecnológicos, que deberán ir abriéndose a otras formas de trabajar porque el futuro del transporte marítimo puede que no pase por el contenedor y puede que no sea tan enorme como lo es hoy.Las tecnologías como el blockchain supondrán un cambio de paradigma tan brutal en nuestro día a día que sus consecuencias se percibirán en todo lo que hagamos. El protocolo informático que es el blockchain supone que seremos capaces de contar con unos registros descentralizados e inmutables en la red. En teoría, se guardarán todas las transacciones que queramos, su trazabilidad será precisa y las garantías -se supone- serán máximas porque serán unos registros inalterables. ¿Cuándo será todo esto viable? Pues cuando así lo quieran los que escriben las leyes y las normas bajo las cuales nos movemos en el mercado. En cuanto haya una regulación y una seguridad jurídica, adiós a profesionales como los notarios o entidades como los bancos. Según dicen los expertos, ya no nos harán falta los intermediarios. Y lo mismo en el transporte. Con una legislación adaptada a las nuevas tecnologías se podrían reducir a la mínima expresión las gestiones burocráticas y la seguridad jurídica de las operaciones se incrementaría.Otra de las tecnologías llamadas a cambiar el mundo es el 3D. Todos aquellos que se hayan quedado en el 3D de los muñequitos hechos a semejanza de una foto se han quedado obsoletos. Hoy el 3D está permitiendo generar el mismo producto en cientos de países tan sólo con una impresora. Conocimiento y tecnología a nivel global, sabiduría universal. Ya se pueden imprimir alimentos, tejidos orgánicos, prótesis a medida, objetos orgánicos e inorgánicos... prácticamente podemos tocar todo lo que podemos imaginar y diseñar en un ordenador. Así las cosas, ¿por qué seguir produciendo en un país a mil kilómetros de tu casa cuando puedes hacerlo en tu barrio? ¿En breve llegará la hora de decir adiós a la producción en cadena?En los Fab Lab de todo el mundo se está trabajando ya con grandes empresas productoras (IKEA por ejemplo) para gestionar la llegada de este tecnología a los hogares. Si te puedes imprimir una mesa IKEA en tu barrio los costes de transporte y medioambientales se reducen drásticamente. De hecho, sólo tendríamos que mover por el mundo las materias primas, se acabarían los contenedores llenos de productos manufacturados. ¿Está el sector logístico y del transporte pensando en ello? ¿Están los políticos capacitados para atender las oportunidades que tecnologías como estas nos ofrecen? ¿Está la conciencia social preparada para poder tener alimentos y agua para todo el mundo a tiro de impresora? ¿Qué pensaban que me marchaba de vacaciones sin dejarles deberes? De eso nada, a reflexionar. ¿Nos reinventamos pensando en verde o morimos aplastados por la contaminación que genera el éxito? Si el tráfico de mercancías se reduce, ¿para qué querremos tantas infraestructuras?