Menú
Suscripción

Comercio y transparencia

El 1 de julio de 1968, la Comunidad Económica Europea suprimía los aranceles y restricciones al comercio entre sus seis países miembros -Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y la República Federal Alemana-. Había nacido la Unión Aduanera, fruto de unos acuerdos alcanzados en la posguerra, y se había plantado la simiente de lo que es hoy la Unión Europea. Este importante paso se daba en una época convulsa en Europa, solo dos meses después del Mayo francés, una revuelta contra el inmovilismo que logró poner contra las cuerdas al conservador De Gaulle.

  • Última actualización
    09 julio 2018 00:00

Un arancel aduanero común reemplazaba, en aquel lejano julio de 1968, los derechos de aduana nacionales que se aplicaban al comercio exterior. Años después, llegados los 80, un documento único administrativo (DUA) relevaba a los cientos de formularios nacionales de declaración de aduanas. Y el camino hacia la Unión Europea siguió hacia adelante y en los 90 se hacía realidad la libre circulación de mercancías. Dando pasos poco a poco hemos llegado hasta hoy. El pasado 1 de julio se cumplieron 50 años de esa Unión Aduanera y Europa pasa, también, por una época convulsa en la que los pilares sobre los que se sustenta se tambalean constantemente. Es curioso que los problemas que acucian a esta unión de países provengan generalmente del ámbito político y mucho más raramente del comercial. La UE se ha convertido en "el mayor bloque comercial del mundo, con 28 administraciones de aduanas que actúan como una sola entidad", como gustan de recordar en Bruselas. Esta Unión Aduanera es, sin duda, en una de las bases que sustentan a la otra Unión, la política.Y ejemplo de ello ha sido el acuerdo alcanzado hace unos meses por los países europeos de presentar una candidatura de consenso, respaldada por todos, para optar a la secretaría general de la Organización Mundial de Aduanas. Seguro que todos los lectores saben a qué me refiero, entre otras cosas porque en estas páginas hemos dado cumplido seguimiento del camino recorrido por la española Pilar Jurado para disputar dicho puesto al japonés Mikuriya. Finalmente, y como también sabrán, la apuesta de la UE, que fue también la apuesta de otros muchos países, no se alzó con la victoria pero lo importante es que la candidata europea logró aunar sensibilidades de muchas zonas del mundo, especialmente las de nuestros amigos latinoamericanos.El programa de Pilar para optar a la secretaría general de la OMA tenía en la transparencia una de sus bases, algo sin duda esencial en el comercio internacional y en las aduanas. Y un aspecto con el que se trabaja plenamente en la Unión Aduanera. Sin esta transparencia, difícilmente las aduanas europeas podrían garantizar un comercio seguro porque para ello se requiere la colaboración de todos. Es muy difícil trabajar en solitario cuando en la UE cada minuto entran 4.500 toneladas de importaciones por valor de 6,6 millones de euros; cada año las autoridades aduaneras inspeccionan 1.800 millones de toneladas de mercancía marítima y 20 millones de toneladas de carga aérea y cuando, anualmente, por nuestras aduanas pasa el 15% de todo el comercio mundial y se gestionan 313 millones de declaraciones aduaneras o, lo que es lo mismo, 10 declaraciones por segundo.