Menú
Suscripción

Bye, bye, Fórmula 1

El puerto de Valencia volvió a ser ayer el centro de interés informativo al reunir a todas las autoridades locales y autonómicas en el acto de entrega de los Tinglados 4 y 5 al Ayuntamiento de Valencia.

  • Última actualización
    03 julio 2018 00:00

Allí estuvieron, siendo testigos del acto de cesión, el president de la Generalitat, Ximo Puig; la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, Mª José Salvador; el alcalde de Valencia, Joan Ribó; el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez; el director general de la Marina Valencia, Vicent Llorens; la directora general de la Entitat Valenciana d'Habitatge i Sól, Helena Beunza; empresarios y representantes institucionales. La cesión no parece que vaya afectar al sector del transporte y la logística directamente pero, ya verán, al final será que sí. Por el momento, lo más destacable es que podemos hablar de la Dársena Interior en positivo, sacándonos de encima la lacra reputacional de la Fórmula 1 a favor de la innovación y la creatividad. El retorno, de los hasta hace nada boxes y zona VIP de la Fórmula 1, se produce después de haberles devuelto su estado original y previamente a su rehabilitación con financiación europea. Posteriormente, serán cedidos a la Marina de Valencia que los destinará a usos culturales y de fomento de la innovación. Así la ciudadanía puede volver a mirar a su mar, a sus espacios públicos construidos a principios de la segunda década del siglo pasado, y puede hacerlo sin reproches. Los tinglados, sus 16.000 metros cuadrados, se recuperarán para ellos, porque los usos se restringirán a la actividad de La Marina, así que la normalización de estas instalaciones para que vuelvan a ser lo que siempre habían sido, está a la vuelta de la esquina. Por otro lado, me gustaría destacar el cómo se ha realizado la operación de rescate de los tinglados, secuestrados en su día por la Fórmula 1. El proceso ha incluido la economía circular lo que ha permitido la reutilización de 1.154 toneladas de acero, 19 toneladas de madera y el 100% de los equipos instalados, con una reducción extraordinaria del presupuesto inicial de los trabajos. ¿Cómo es posible que se haga una obra pública de recuperación arquitectónica y el presupuesto inicial no sólo se cumpla sino que se reduzca? Esto deben ser cosas de demonios y embusteros... Pues no. Los tinglados han vuelto a su estado original y del presupuesto inicial de un millón de euros se ha pasado a un coste final de 20.000 euros. No alucinen. No lo duden. Así lo confirmaron ayer todos los presentes. Así que, debe ser, que si se quiere se pueden hacer las cosas mejor que bien. De que el gobierno anterior se gastó 15 millones de euros para convertirlos en un espacio VIP para unos pocos, mejor no hablamos porque estamos a martes, es verano y no es cuestión de enfadarse. Ahora queda esperar a ver qué se hace con los espacios y cómo se rehabilitan. Los planes de la Marina de Valencia son ambiciosos y parece que las empresas tecnológicas e innovadoras tendrán muchos puntos para contar con nuevas sedes en los tinglados 4 y 5 pero también estaría bien que se abrieran negocios pensando más en el ocio (espacios culturales, restaurantes, tiendas para turistas, etc.). No olvidemos que en unos años, si la cosa no se tuerce, tendremos a unos cientos de metros la terminal integral de pasajeros operativa (en el actual astillero de Boluda) y muchos de ellos preferirán darse una vuelta por nuestro litoral, que meterse en el bullicio de la ciudad o en algún museo. Menudo paseo con edificios históricos se les puede organizar desde la estación al paseo de Neptuno: tinglados, Estación Marítima, Edificio del Reloj, antigua APV, edificio de la Aduana, Varadero, Edificio de Docks y a disfrutar de la playa. Ideal.