Menú
Suscripción
Miércoles, 2 de Abril de 2025

ETS: abolición o moratoria, no hay más

  • Última actualización
    11 diciembre 2024 05:20

En la extraplanetariedad mística del multiverso logístico, el ETS marítimo nos está regalando una fauna desquiciante de hipocresías, fotoperfilismos, cobardeposibilismos y burdipoliticorrectismos tan descarada que nos asaltan las evidencias a la cara.

Tras el timo del tocomocho de tener que tragarnos los derechos del comercio de emisiones como campeadores globales sin más garantía que haber arrancado un mísero y postrero estudio de evaluación al cabo de un año; y ante la más que denunciada falta de voluntad de la Comisión Europea por que dicho estudio contenga información relevante, aún nos tenemos que despertar día sí y día también con la monserga de la distorsión del mar Rojo como si estos análisis los pergeñaran cuatro indocumentados al fondo de un garaje.

Y lo peor es que dejamos que en este surrealista entretenimiento entren al debate con las mismas reglas del juego nuestras queridas compañías navieras, que despachan la polémica no ya como si esta cuestión fuera ajena a ellas, sino como si directamente algún ente supremo las hubiera teletransportado a la fuerza desde cualquier páramo cuántico al final de la Vía Láctea a la derecha.

Ya tiene su guasa el preguntar en público a los portavoces de estas compañías acerca de cuál creen que va a ser el impacto del ETS en los tráficos, como quien interroga a Anthony Blake acerca de cual será esta Navidad el gordo de la Lotería.

Las propuestas españolas son solo medias tintas

Ahora bien, es peor aún que esta gente se arranque a responder anteponiendo siempre un “en mi modesta opinión”, un “probablemente”, un “tal vez” o un “es posible” que no son más que engañifas porque las navieras SÍ saben lo que está pasando, las navieras SÍ saben lo que va a pasar y a lo único que asistimos es a una ceremonia de la confusión premeditada donde unos no quieren decir lo que ya están haciendo y van a hacer y otros no quieren preguntarlo pues no los interesa en modo alguno lo que van a oír. Sólo he escuchado a una naviera hablar con claridad en España en el último año acerca del ETS, una sola, para denunciar que los tráficos se están yendo y se irán. Las demás o callan o nos cuentan milongas opinativas como si las decisiones se tomaran ni si quiera ellos saben dónde.

En vez de intentar hacer cábalas predictivas e intuitivas sobre qué tráficos vienen rebotados por la crisis del mar Rojo, qué tráficos siguen incólumes, qué tráficos ya se han marchado y, por supuesto, qué va a pasar con los tráficos, no parece que nadie se moleste en llamar a la puerta de las navieras (que son diez y si me apuran cinco, no más) y preguntárselo, por escrito o en comisión ante el Parlamento Europeo, con la solemnidad que una cuestión como esta implica.

Pero insisto, no interesa. Primero porque las navieras quieren seguir con el disfraz de María Inmaculada. Les mancha su imagen de marca reconocer descaradamente que se las piran al otro lado del Estrecho para no tener que pagar peajes medioambientales. Ahora bien, es aún más injusto la imposición de un peaje cuyo impacto atenta directamente contra el fin que persigue y, además, sus potenciales efectos son menores que incluso una gota de agua dulce en mitad del océano. ¿No es aún más vergonzoso tener que soportar esta imposición?

Pues no, y la misma sensación suscita que España haga grandilocuente cartas comunitarias pero que sus propuestas, en verdad, solo sean medias tintas, rendidos al happymedioambientalismo y a que el ETS no lo mueve nadie y solo queda gestionar los daños, insistiendo en más y más estudios que solo servirán para certificar que los tráficos se han ido, tráficos que no volverán por mucho que reinvirtamos en la industria los pingües ingresos de los derechos de emisión. Hay que exigir la abolición o como mínimo una moratoria. El resto son parches para seguir sin ir de frente y rendirnos a esta inmensa chapuza.

Temas