Mientras nos seguimos sorprendiendo con los últimos ajustes en la Autoridad Portuaria de Valencia, intenso último Consejo de Administración del año con, por un lado, el análisis y aprobación del pliego de Bases y el Pliego de Condiciones Generales y Particulares del “Concurso público para la adecuación y explotación, en régimen de concesión administrativa, de las instalaciones náutico-deportivas de la zona norte del Puerto de València” -empresa titánica la de hacer de La Marina de Valencia un espacio que “conserve su esencia como punto de encuentro, ocio, innovación, actividades culturales y deportivas. Porque Valenciaport es València”- y, por otro, con el nombramiento del nuevo director general, Enrique Belda Esplugues, que llegará al cargo el 1 de enero de 2024, nos toca echar un ojo a la última sesión de trabajo del Consejo de Transporte de la Unión Europea. Que parece que fue una reunión sin más, pero no. ¿Por qué? Porque en ella se habló de mucho pero no de lo que nos interesaba.
La sesión sirvió para que nuestro ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, destacase los logros alcanzados en este semestre de Presidencia española del Consejo de la Unión Europea. “Es la primera vez que se tramitan ocho iniciativas legislativas”. Ok, muy bien Puente. “El papel del transporte en la mejora de la cohesión social y territorial de Europa, fundamental para unir ciudadanos y territorios a través de infraestructuras y servicios de transporte eficientes, de calidad y sin discontinuidades, es crucial”. Ajá, insisto, chupi guay ministro, pero y de lo de analizar un poco más lo del ETS para ver cuál es el efecto real en el sector marítimo -pausa que reclaman los puertos y sus comunidades portuarias- ¿qué? Es que tenemos que ser neutrales por lo de la Presidencia... ya...
La semana pasada, la CE evitó el debate del ETS en la reunión de ministros, pero las circunstancias han cambiado porque “los países del sur” ya no están solos
En fin. Sigo. De acuerdo con la Declaración de Barcelona (esa que firmaron hace nada que subraya que el transporte y la movilidad son claves para cohesión y la igualdad de oportunidades) y con el compromiso de los Estados miembro de poner a todas las personas en el centro de las políticas de transporte, “sin dejar a nadie atrás” (qué ínfulas de declaración, por cierto), pero ¿y si se revisa el sistema de comercio de derechos de emisiones en el sector del transporte marítimo de mercancías (ETS) y nadie pierde su trabajo? ¿Y si no lastramos la competitividad de los puertos de la UE del sur de Europa apresurándonos a ser líderes mundiales en sostenibilidad? Ojo, no seré yo quien no busque la protección ambiental (ecoansiosa desde hace una década), pero estas prisas no eran precisas cuando las dudas son tantas y las voces de alarma las alzan personas competentes.
La semana pasada, la CE evitó el debate del ETS en la reunión de ministros, pero las circunstancias han cambiado y “los países del sur” ya no están solos. Países Bajos, Bélgica y Dinamarca apoyaron también la moratoria que retrasaría la aplicación de esta medida, prevista para el próximo 1 de enero, ante los posibles desvíos de tráficos a países ajenos a la UE, la fuga de carbono y la evasión fiscal. Pero la comisionada europea de Transportes, Adina Valean, solo acertó a decir, que sí, pesaditos, que sí, que seguiremos muy de cerca las posibles fugas de carbono y la pérdida de competitividad. Y a otra cosa.
Así que, ¿qué nos queda? ¿El uso de la cláusula de revisión ante efectos indeseado? Pues estupendo, parece que quieren fiarlo todo a esta carta. Lo triste es que no tendremos que esperar mucho para comenzar a ver los efectos de la medida. Ojalá las predicciones no sean certeras. Ojalá.