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Grupos de Whatsapp

Cuando se pasa del “hemos hecho esto” al “yo he hecho esto por vosotros” se abre la espita de esa esencia maldita que parece no tener fin y que se engrandece conforme el sujeto se va creyendo su propio discurso al tiempo que empequeñece su figura de cara a los demás.

  • Última actualización
    24 abril 2019 15:42

No, no piensen en nadie. Hablo de política. Efectivamente, ese arte casi olvidado que debería tener una función clave para facilitar cualquier gobierno y que con el paso de los años se ha convertido en la principal destructora de grupos de Whatsapp. Eso es así.

Que levante la mano el que no haya asistido, en directo, a una discusión virtual a través de esta aplicación de mensajería que suele acabar con aquello de “Fulanito ha abandonado el grupo”, seguido de varios adeptos a la causa que se solidarizan con el autor de la espantá.

Mientras tanto, el resto de invitados de piedra, se debate incrédulo entre las ganas de “más madera” y la vehemencia del que suelta aquello de: “Os recuerdo que este es un grupo de amigos de BUP, es una pena que a estas alturas tengamos que discutir por tonterías. Sugiero que, de ahora en adelante, nos abstengamos de hablar de política, fútbol, ideología de género, independentismo y cualquier otra cosa que pueda generar polémica”. (El de siempre tenía que ser.)

Así, mientras unos se quedan felices con lo poco que les queda y que suele protagonizar la mayor parte del contenido de estos grupos… otros lamentan que el nuestro siga siendo un país donde no se puede dialogar sin generar polémica.

Entraría directamente ahora con las particularidades de los grupos familiares, que también tienen tela, pero en el fondo no dejan de ser exactamente lo mismo.

Los tiempos cambian, y con ellos también la forma que utilizamos para comunicarnos. Las horas eternas en el parque, los paseos por el barrio hacia ninguna parte o las sentadas olímpicas en el banco de la esquina, han dejado paso a los foros virtuales en los que es mucho más sencillo ofender e interpelar que en el cara a cara.

Tras este garbeo sin demasiada coherencia argumental, retomo la idea primigenia. Los políticos olvidan con frecuencia que no trabajan por nosotros, sino para nosotros. Cuando creen que su magisterio es tal que el ciudadano debe rendir cuentas y pleitesía ante su doctrina, es cuando se generan los monstruos que acaban por enturbiar cualquier conato de diálogo.

Posiblemente, lo más cómodo sea siempre cortar por lo sano y a otra cosa mariposa. Sin embargo, en cuestiones como la política, sería necesario que todos nos escucháramos y pudiéramos hablar porque sólo de esa forma se construyen las ideas y el pensamiento: desde la confrontación, la comparación y el respeto hacia los argumentos sólidos sensatos y las personas.

Y ¿qué tiene todo esto de logística? Pues nada, exactamente lo mismo que los programas electorales de unos y de otros. Sabemos bien que un programa no es más que eso, una declaración de intenciones, un anuncio que no compromete porque nadie te va a exigir responsabilidades reales. Es un mensaje al aire en un grupo de whatsapp de tu antiguo colegio que unos aceptarán, otros borrarán y la mayoría pasarán de largo.

Si hablas de logística y transporte en tu programa electoral es posible que unos u otros abandonen el grupo. Mejor no ofender a nadie y que se quede todo como está, ¿no? Pues eso es lo que tenemos.