Va a ser la cuarta vez en estos años que menciono a Koldo a las puertas de esta mi humilde madriguera; la cuarta vez que rememoro a ese hombre de ademanes violentos y maleducados, que servidor padeció más de una vez en su lomo; ese hombre que encarnó las peores esencias de la arbitrariedad y del dedazo, como miembro del Consejo de Administración de Renfe Mercancías y, no lo olvidemos, como miembro del Consejo Rector de Puertos del Estado; ese hombre de la más absoluta y constatable confianza del exministro Ábalos; ese hombre que, en los peores momentos de la pandemia, cuando en organismos como OPPE sus máximos responsables y sus trabajadores se esforzaban con denuedo por sacar el país a flote, él prefería navegar como un pirata.
Es triste el corporativismo de pura partitocracia del presidente del Gobierno, que sigue disimulando sobre esta cuestión, en vez de perderle de una vez el miedo a Ábalos y salir a la palestra y decir con valentía: “Sí, yo cesé a José Luis por todo esto y para desterrar todas esas prácticas de un Ministerio tan noble como el de Transportes”.
Muchos lo aplaudiríamos, señor presidente...