Es conocida la importancia del comercio exterior para todas las economías, y la gran influencia que tiene en la estabilidad y en el crecimiento económico. España en línea con las economías de nuestro entorno, ha avanzado en su actividad exterior hasta convertirse en uno de los países más internacionalizados del mundo.
Hace unas semanas conocimos los datos de la balanza comercial española del primer semestre de este año, que muestran como elemento positivo una ligera disminución del déficit respecto al mismo período del 2023. Es cierto que las cifras de exportaciones son algo menores que las del año pasado, pero las importaciones también han bajado y en mayor cuantía, por lo que se ha conseguido mejorar ligeramente el saldo de la balanza comercial.
Hay un par de datos que quisiera destacar. Uno es que si descartamos los productos energéticos de los que España es importador neto, el volumen de exportaciones es mayor que el de las importaciones, lo que reafirma el valor de las empresas exportadoras y la mejora de su posicionamiento internacional, en un mundo globalizado y altamente competitivo. El superávit comercial es de casi mil millones de euros, cuando en el primer semestre del año 2023, el resultado era negativo en 226 millones.
El otro es el aumento del número de empresas exportadoras regulares en un 5%, otra señal de la fortaleza de nuestro tejido empresarial y de la internacionalización de nuestra economía. Cada vez mas empresas se deciden a dar el paso de abrir nuevos mercados y comerciar con más países de mas zonas del mundo. Es una excelente señal.
Es cierto que no debemos olvidar, el gran suspenso que se lleva el transporte ferroviario de mercancías, sin visos de mejora
Nuestro país cuenta con un sistema portuario y logístico que puede calificarse de primera división y son un soporte necesario y fundamental para que las expediciones se hagan con seguridad, eficiencia y a precios competitivos. Y contamos también con empresas logísticas de altísimo nivel, operando en cualquier rincón del planeta, y con excelentes profesionales logísticos, y unas nuevas generaciones excelentemente formadas y que deben augurar un gran futuro para la logística. Hay operadores logísticos españoles presentes en los 5 continentes, y son de una enorme ayuda para dar cobertura y seguridad a nuestras empresas.
Es cierto que no debemos olvidar el gran suspenso que se lleva el transporte de mercancías por ferrocarril, que sigue con sus ineficiencias endémicas y sin visos de mejora. No todo iban a ser buenas noticias.
Cuando la UNCTAD publica los datos de conectividad de los puertos, nuestro país o más exactamente los tres grandes puertos españoles, obtienen unas excelentes calificaciones, exactamente Valencia es el 4º, Algeciras el 5º y Barcelona el 6º dentro del ranking de puertos europeos. Y cuando se ha tambaleado el comercio mundial por la decisión de las navieras de circunnavegar África, al no poder atravesar el Canal de Suez con seguridad, el tejido portuario español ha mostrado toda su resiliencia y ha minimizado el impacto negativo para las empresas exportadoras e importadoras, contribuyendo a reducir los riesgos para las cadenas globales de suministro.
He ligado en este artículo la balanza comercial con nuestra actividad profesional, porque no sé si os habéis fijado que al hablar de comercio exterior, la práctica totalidad de los medios informativos ilustran los datos económicos con imágenes de buques, de puertos y de pilas de contenedores. Un gran orgullo y una gran responsabilidad para todos nosotros.
