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La desinformación frena la evolución logística

  • Última actualización
    30 septiembre 2024 05:20

Hace unos días, Save the Children publicó una investigación sobre desinformación y la exposición a discursos de odio de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital. El objetivo era denunciar cómo la exposición a estos contenidos vulnera de forma directa el derecho a una información veraz y segura, un derecho esencial para contar con personas adultas críticas que dirijan el futuro que les dejamos. Y lo consiguió. Según la investigación, el 60% de los adolescentes utiliza las redes sociales como principal medio para acceder a la información, al mismo nivel que la televisión y por delante de otros medios de comunicación como la prensa online (32%), la radio o la prensa en papel (9% y 5%, respectivamente) y, lo más preocupante, más de la mitad de la población adolescente (el 51%), no sabría identificar cuándo una noticia es falsa. Es más, aunque dudaran, dicen que no se molestarían en contrastarla. OMG.

Y me pregunto, ¿esta situación no es reflejo de lo que pasa entre la población adulta? Cada vez son más las personas que dar por sentadas informaciones sin confirmar de dónde vienen con lo que los bulos y la desinformación se empadronan en los hogares sin vergüenza ninguna.

Los servicios logísticos españoles se merecen seguir en liza en esta competición global y descentralizada. La Administración no debe lastrar la actividad

Ejemplo práctico. El CEL y Fieldeas presentaron hace unos días el primer estudio sobre el “Grado de implantación del eCMR en España”. Entre los resultados más destacados el más impactante: solo un 6% de las empresas encuestadas ha implantado una solución eCMR (menos mal que el 56% de las empresas sin eCMR dicen tener intención de implantarlo en el corto plazo); pero, y aquí viene la sorpresa, “la desinformación es un freno importante”, alertó Lola Hurtado, directora de Marketing de Fieldeas.

Pese a que las ventajas competitivas del eCMR están claras, los hándicaps (que también los hay) se hacen fuertes en la gestión diaria de los operadores logísticos en un escenario global de actividad donde la competitividad ya no se sostiene (solo) en el esfuerzo, el buen rollo con el cliente o el precio.

La batalla por las mercancías comienza a librarse cada vez más en el escenario digital y quien no quiera verlo estará fuera del mercado más pronto que tarde. Las empresas que integran la cadena logística, las de todos los eslabones sin distinción, deben tomarse en serio la digitalización. Eso de esperar a que nos obliguen no siempre garantiza la supervivencia...

La transformación digital no es nueva, años llevan avisando de ello los que se han partido el pecho en los grupos de trabajo con la Administración, por ejemplo, para lograr que las tareas logísticas sean cada vez más ágiles, sencillas y seguras. Y sí, los pasos que se dan son pequeñitos -los levante sin papeles, las ventanillas únicas, los eCMR, etc. han tenido sus tiempos, sus prueba-error-, pero: ya estaría.

Exijamos compromisos reales para que la incertidumbre regulatoria y a la falta de armonización en los procedimientos de las distintas aduanas españolas, se resuelvan. Porque los servicios logísticos españoles se merecen seguir en liza en esta competición global y descentralizada. La Administración no debe lastrar la actividad.

Contamos con tecnología que nos permite reducir los tiempos, ganar trazabilidad y planificar con eficacia. Así que, señores gestores, céntrense en asegurar el retorno de la inversión, en apoyar con subvenciones si hace falta, en legislar teniendo en mente los avances tecnológicos, en dar estabilidad legislativa y en formar a las generaciones futuras en profesionales del siglo XXI.