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La implantación del ETS sigue su camino

Logístico

Albert Oñate
  • Última actualización
    03 noviembre 2023 05:20

El calendario avanza inexorablemente, y se acerca la fecha del 1 de enero de 2024, que es cuando se implementará el ETS (Emission Trade System). A pesar de las numerosas voces de entidades, empresas y personalidades solicitando cambios en esta directiva, la Unión Europea por el momento mantiene los tiempos y las formas de esta nueva regulación.

Las peticiones de cambio han sido variadas, habiéndose solicitado por ejemplo una moratoria de dos años similar a la conseguida por el sector de la automoción. También que se aplace la medida ya que, en unos pocos años, la OMI va a instaurar un régimen similar y de obligado cumplimiento para todos los puertos del mundo. Las navieras han sugerido un impuesto global sobre las emisiones, cuyo importe se destinaría a un fondo climático para el desarrollo de infraestructuras portuarias para el suministro de combustibles verdes. Pero hasta el momento, nada está cambiando y todo parece indicar que, en unas semanas, los puertos comunitarios que manejan transbordos sufrirán una desventaja económica en relación con los extracomunitarios.

Mi postura es clara y firme, en defensa de los programas de control de emisiones, y me parece perfecto que Europa lidere la defensa por el medio ambiente. Se podrá hacer distinto y seguro que mejor, pero hay que actuar y hay que hacerlo ya.

El programa “Fit for 55” es un paquete de medidas legislativas que se publicó en julio de 2021 para reducir en 2030 un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y que ahora se extiende al transporte marítimo. En Europa, se ha calculado que el transporte marítimo es causante de aproximadamente el 4% de las emisiones GEI, y que además dentro del sector del transporte esto supone el 13,5% del total y este porcentaje va subiendo.

Me parece perfecto que Europa lidere la defensa del medio ambiente. Se podrá hacer distinto y mejor, pero hay que actuar y hacerlo ya

El sistema empleado es el llamado “cap and trade”, y ha dado grandes éxitos en otras industrias europeas, y ahora se extiende a las navieras y a otros sectores de la economía. El sistema fija, tras un complejo sistema de análisis y de cálculos, un tope de emisiones (cap) para varios años, que se convierten en derechos de emisión. Esto genera un comercio (trade) de estos derechos, y estimula a las navieras a reducir las emisiones y, por tanto, a necesitar menos derechos, e incurrir en menos coste.

Quería acabar este artículo con dos reflexiones. La primera de ellas es acerca del papel del Banco Europeo de Inversiones, al que por cierto aspira a presidir la ministra Calviño. Muchas de las instalaciones que van a atraer el previsible descenso de transbordos en puertos españoles y comunitarios están financiadas por el BEI. No son fáciles los controles en entidades supranacionales y comunitarias, pero podría explorarse la forma de no hacernos la auto competencia y fomentar la creación de paraísos medioambientales.

Y por último está el papel de las navieras. No nos olvidemos que siendo lícito el aprovechar todas las reducciones de costes posibles, la decisión de mover los transbordos de un lugar a otro será exclusivamente suya. Y el hacerlo solo por el ahorro del pago de estos derechos, hará sus rutas económicamente más rentables, pero serán mucho menos sostenibles y no ayudarán a potenciar su compromiso con el medioambiente. En el top 15 hay muchas navieras europeas y, de ellas, muchas pertenecientes a países de la Unión.