Entre otras muchas atribuciones, la Virgen del Carmen es la patrona del mar y, por extensión, de las muchas personas que viven de él. Se habrán percatado, no es la primera vez que lo recuerdo, que estas personas se refieren a la mar, en femenino, utilizando exactamente el mismo género que los aceituneros de Jaén cuando hablan de “olivas” y no de olivos, porque son ellas las que dan los frutos. Evidente.
El caso es que más allá de fervores populares y creencias, la festividad de la Virgen del Carmen mantiene su carácter en gran parte de las plazas logísticas españolas, amparada por los convenios locales y por una tradición que ya es difícil de cambiar.
Y habrá quien piense que no pasa de una fiesta local con una escasa repercusión social, sin embargo, basta comprobar la cantidad de empresas de todo tipo que mañana tendrán sus puertas cerradas para comprender que la actividad de un puerto trasciende mucho más allá de sus límites. Mucho más allá.
Daba vueltas esta semana a los cambios ministeriales lanzados por el presidente Sánchez y a las hipótesis que los medios de comunicación están lanzando relativas a los cambios en las entidades públicas dependientes de esos ministerios debido a que, según es tradición, los nuevos ministros llegan cargados de mochilas de compromisos que deben ir descargando aquí y allá hasta completar profundas transformaciones.
Ya hemos hablado cientos de veces de la necesidad de confiar en las personas que han demostrado que son válidas en unas responsabilidades más técnicas y desvincular su continuidad del vaivén de la política. Pero no hay manera.
Si se produjera un cambio al frente de Puertos del Estado estaríamos hablando del cuarto nombramiento en tres años. Ornella Chacón, Salvador de la Encina y Francisco Toledo habrían estado al frente del OPPE una media de doce meses cada uno
Hablemos de hipótesis (solo hipótesis). Si por alguna de aquellas se produjera ahora un cambio al frente de Puertos del Estado, actualmente presidido por Francisco Toledo, nos enfrentaríamos al cuarto nombramiento presidencial en tres años. O, dicho de otra forma, Ornella Chacón, Salvador de la Encina y Francisco Toledo habrían estado al frente del Organismo Público una media de doce meses cada uno.
Ya no estoy hablando del cachondeo que esto supone, sino del desprecio total y absoluto hacia un colectivo, hacia una actividad económica tractora y punta de lanza en todo el país.
Lamentablemente, los hechos demostrarían que el logístico sigue siendo un sector con un peso específico muy limitado entre quienes gobiernan en cada momento, y ya me da igual el color, más preocupados por ocupar su sitio en el juego de las sillas que de garantizar estabilidad y alejar la incertidumbre.
¿De verdad tienen el más mínimo sentido que un mismo gobierno, en una sola legislatura, llegue a contar hasta cuatro presidentes de Puertos del Estado? Así es imposible construir nada.
Pero tenemos que ser autocríticos y asumir nuestra responsabilidad. Nuestro sector sigue sin venderse bien ante la opinión pública; somos corporativos a nivel local o como colectivos individuales, podemos llegar a tener cierto predicamento en alguna institución o estamento, pero como grupo no tenemos fuerza, ni prestigio, ni nada que se le parezca. Es mi opinión, lo siento.
Y es posible que esto sea así porque seguimos mirándonos el obligo, librando nuestras particulares batallas ajenos al resto del mundo y con la máxima de mejor solo que mal acompañado. Así nos va.
Por cierto, si no hay cambio en OPPE seguiré pensando lo mismo. Esto viene de largo.