Menú
Suscripción

La logística no es un capricho, es un derecho

  • Última actualización
    24 julio 2024 05:20

Publicó este fin de semana un medio digital generalista de gran prestigio un dudoso reportaje que bajo el título de “Lo que la logística se llevó” ahondaba en el “drama” del sector de la hostelería en el Corredor del Henares por culpa de la atracción laboral del sector logístico. Todo el reportaje estaba basado en explicar cómo sufren los bares y restaurantes en esa zona de España en su búsqueda de empleados debido al impacto de la “selva logística”, que capta todo el personal joven de la zona. Incluso se recogía en el reportaje que los alcaldes de las poblaciones del que es uno de los principales polos logísticos de Europa se habían negado a ofrecer su punto de vista ya que el de la logística se decía “es un tema incómodo”.

He tenido la fortuna de hablar en distintas ocasiones con muchos de esos alcaldes del Corredor del Henares y para todos ellos la logística es un orgullo, una medalla en su pecho y un triunfo laboral y social para dotar a sus municipios de crecimiento, desarrollo y, sobre todo, futuro.

Evidentemente, el crecimiento genera dificultades y retos a la hora de acompasarlo con las dotaciones de servicios públicos, infraestructuras, parque de viviendas o empleabilidad.

Ahora bien, aquellos que intentan atacar a la logística con argumentos tan simples como que en esas zonas es un sector más atractivo que la hostelería, deberían pensar que si en esos pueblos pueden todavía mantener abiertos sus bares y restaurantes es porque sencillamente hay riqueza y habitantes gracias a la logística.

La clave de este absurdo debate está en pretender enfrentar dos sectores con el convencimiento de que uno es más digno que el otro.

El objetivo es discriminar, pero discriminar es ilegal

Sobre todo porque la logística, cada día más, debe sufrir la condena de ser considerada un capricho, cuando el día a día nos demuestra que es un derecho fundamental, reivindicación que venimos planteando desde esta columna hace ya tiempo. El populismo antilogístico nos quiere hacer creer que hacernos llegar a nuestros hogares los productos que libre y legítimamente requerimos es fruto de nuestro esnobismo y nuestra infantil arbitrariedad. Por eso, conciben la logística o la distribución urbana como una hidra de pijismo, derroche y brutales extravagancias que solo genera congestión en las calles, contaminación en las ciudades y brutalismo arquitectónico en los páramos del extrarradio.

De ese populismo antilogístico emanan engendros como la TREC (Tasa de Reparto e-commerce), más conocida como la “tasa amazon”, que la corporación de Ada Colau impulsó en Barcelona y que ayer mismo tumbó el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) tras la denuncia de UNO.

Quería el consistorio de la ciudad condal gravar la actividad de todos aquellos operadores de distribución de paquetería con una facturación superior al millón de euros por su particular uso diario del dominio público a la hora del reparto.

El TSJC ha dicho que esta tasa es ilegal porque es discriminatoria, lo cual debe estar reventándole los circuitos a la señora Colau pues precisamente ese era su objetivo, discriminar, porque consideran que los derechos son exclusivos del pequeño comercio y que hay que protegerlos frente al comercio electrónico y sobre todo frente a los gigantes del comercio.

Pero, claro, discriminar es ilegal y, esto lo digo yo, más aún cuando se pretende limitar el acceso a un derecho fundamental como la logística.

El futuro no puede ser prohibir la logística. El futuro es hacerla sostenible y, no lo olviden, más sostenible es una furgoneta con 400 paquetes en la puerta de una finca que 400 vecinos con 400 coches en la puerta de un centro comercial.