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La pica en Flandes de VIIA

La semana pasada, el ferrocarril  vivió un momento histórico en España. Sucedió un hecho importantísimo que para los no relacionados con el transporte ferroviario de mercancías seguramente pasó desapercibido. ¡Una pena! Imagino que imaginan a qué me refiero. Pues sí, aciertan: a la pica en Flandes que puso VIIA al poner en marcha, por primera vez en nuestro país, una autopista ferroviaria.

  • Última actualización
    22 febrero 2019 14:39

Muchos son los contratiempos con los que se ha encontrado el operador ferroviario francés para poder lanzar en España, al fin, un servicio de este tipo, algo que desde hace tiempo funciona en Europa pero que aquí, como todo lo que tiene que ver con el tren, parece que siempre se pone cuesta arriba.

Lo cierto es que tiene mucho mérito la aventura a la que se ha lanzado VIIA porque ya saben que en España, por desgracia y pese al ingente volumen inversor que se ha destinado al ferrocarril en los últimos años, el transporte de mercancías en tren lejos de crecer, como hacen sus adláteres de la carretera, el marítimo y el aéreo, cada día que pasa pierde cuota de mercado.

Pero a lo que íbamos. Que VIIA quería montar una autopista ferroviaria en España no es novedad. Por algo fue una de las 12 compañías que mostró su interés en el concurso abierto por los Gobiernos de España y Francia el año pasado para prestar este tipo de servicios –por cierto, curioso que Hupac, operador que se descolgaba al día siguiente de la puesta en marcha de la autopista de VIIA con el inicio de un servicio similar, también desde Barcelona, no estaba entre esta docena de empresas–.

Y por algo Miguel de Sanjuan, responsable comercial de VIIA en España, aseguraba el pasado mes de octubre, a su paso por la feria Fruit Attraction de Madrid, que “el Puerto de Barcelona, por poner un ejemplo claro, ha sido pionero en el desarrollo multimodal, tanto en el ro-ro, donde obtiene cifras récord, así como en el trafico contenerizado, y ahora creemos que muestra una vez más su compromiso con este tipo de desarrollo –las autopistas ferroviarias– y el objetivo de posicionarse como un puerto trimodal”. Vamos, que decía sin decirlo Miguel de Sanjuan que la autopista ferroviaria desde Barcelona estaba más cerca que lejos de ser una realidad.

¿Pero por qué ha elegido VIIA Barcelona para lanzar la primera autopista ferroviaria de España? Seguramente por dos razones principales. La primera porque el futuro del ferrocarril va de la mano de los puertos. La intermodalidad es la base sobre la que el tren debe cimentar su crecimiento y  en este caso, la unión entre autopistas del mar, carretera y autopistas ferroviarias se perfila como un combo ganador. Y el Puerto de Barcelona es uno de los que más ha apostado por el modo ferroviario en España. Y la segunda, porque el ancho UIC que nos conecta con Europa nace y muere en Barcelona, de momento.

Bien es cierto que lo deseable sería poder contar con una autopista ferroviaria por todo el Corredor Mediterráneo, desde Algeciras, que subiera al tren los miles y miles de camiones que cruzan el Estrecho. pero para eso se necesita que el Corredor Mediterráneo sea, a nivel de infraestructuras, una realidad. Y no crean, que en VIIA ya tienen hace tiempo esa idea en mente. No en vano confirmaron la semana pasada en Barcelona que su idea es tejer una red de autopistas ferroviarias que cubra los principales nodos logísticos de la Península Ibérica.

Llegados a este punto, ¿alguien nos puede decir en qué estado se halla el concurso para  explotar servicios internacionales de autopistas ferroviarias impulsado por los Gobiernos de España y Francia?