Leemos y recopilamos datos de eso del Fit for 55 y cada vez lo entendemos menos. Se supone que al frente del timón de la vieja Europa hay, o debe haber, cabezas bien amuebladas, gentes con sus papeles, su graduado escolar y todo. Es por eso que no me cuadra que se dicte una norma, de nombrecito trabalenguas, destinada a castigar a aquellas navieras que escalen en los puertos europeos. Ya sé que dicen que el objetivo es luchar contra la emisión de gases de efecto invernadero. Pero yo soy de los que creo que al humo no se le puede retener en una zona concreta del aire. De los que se preocupan, de verdad, por el conjunto del planeta.
Eso de hacer pagar a las navieras por las emisiones contaminantes que generen en sus escalas en puertos europeos va a tener el mismo efecto para las navieras que para el humo. Ni a las unas ni al otro se les puede retener. Nunca resultó eso de eliminar el agua que inunda nuestro jardín... echándola al otro lado de la verja.
Nada se conseguirá con eso de que los barcos escalen fuera de Europa. La contaminación del planeta será la misma o más. Además, si al tráfico marítimo se le siguen poniendo obstáculos y haciéndolo cada vez más y más caro, corremos el riesgo de que los contenedores vuelvan a moverse por tierra o por aire, multiplicando exponencialmente la contaminación, los atascos y los problemas.
Hasta llegar a ese punto, se pasará por un proceso realmente aterrador. En un primer momento, la bajada de los transbordos en los puertos europeos perjudicará enormemente a las terminales europeas, pero, sobre todo, a los estibadores, que, por cierto, no entendemos cómo no se movilizan desde ya con lo que se les viene encima. Ellos serán los primeros perjudicados. Las navieras no tanto, ya que si no mueven aquí el transbordo, lo moverán allí. Si en su terminal europea les baja el rendimiento, en otra africana, suya también, les subirá. Esto en un primer momento. Lo siguiente será peor. Si no hay transbordo, la economía de escala no cuadra. Los fletes de importación y exportación estarán, por tanto, abocados a subir mientras las conexiones menguan. No todas las empresas europeas podrán mantener la competitividad de sus productos con un coste de transporte mucho más elevado. La caída de miles de puestos de trabajo no será sólo en logística. Cualquier empresa con ventas o compras en el extranjero se puede ver seriamente afectadas.