El juernes lo inventaron los políticos porque hasta ahora no había en España noche de mayor desmadre y desparrame, de mayor histeria y subidón, de mayor locura y bajón que las noches de los jueves, momentos inolvidables de exaltación de la amistad y de “followthelider”, de traiciones, infidelidades, puñaladas y botellazos en la espalda, vísperas siempre de esos Consejos de Ministros de ceses y nombramientos, de leyes y reales decretos, viernes inmaculados de resacas maquilladas como si en los juernes no hubiera pasado nada.
Ahora Pedro Sánchez nos ha variado el clímax, los Consejos de Ministros han pasado a los martes pero, no hay problema, queridos festeros, los lunes ya se han convertido en los nuevos juernes, distinto día pero misma bulla, “quelritmonopare”, incluso para los que se creen seguros porque el ministro no cambia pues, en política, nada te garantiza el cargo: ni un apretón de manos, ni una palmada en la espalda, ni siquiera un whatsapp con caritas con forma de corazón.
Siempre hay un resquemor inesperado, un susurrador traidor, un amigo descolocado o una carambola palatina y, a la mañana siguiente, “Booooomba” y que viva King África. “... un movimiento sensual...”