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Los puertos no merecen este desquiciante clima político

  • Última actualización
    20 marzo 2024 05:20

Es tentador releer una por una las “mejoras técnicas portuarias” que ERC ha decidido tramitar en sede parlamentaria y abrir un debate sobre la pertinencia de cada una de ellas.

Ahora bien, como quiera que el Grupo Republicano ha resuelto cada una de sus propuestas sin motivación alguna, es decir, se ha limitado en el apartado de “Justificación” a añadir enmienda por enmienda la simple frase de “mejora técnica portuaria”, no parece equilibrado entrar en el debate. Si ERC no quiere dignarse a dar explicaciones, no vamos a ser nosotros quienes las demos.

Sobre todo porque para llegar al qué antes hay que pasar por el cómo, en este caso de suma trascendencia porque reformas se pueden hacer todas las que queramos e incluso cuando queramos pero, de verdad, así no.

Creo que no se es respetuoso ni con los puertos españoles, ni con la comunidad portuaria, ni con la comunidad logística y, por tanto, tampoco con la sociedad cuando se presenta una reforma como la presentada por ERC.

Esto no son modificaciones técnicas. Esto es una reforma de la legislación portuaria con todo lo que ello comporta, que encierra todo un corpúsculo ideológico, conceptual y pragmático y que, tras un cuidado y milimétrico proceso de elaboración, lejos de someterse al debate público, sereno y transparente, se intenta colar por la puerta de atrás, utilizando un atajo como mínimo desconcertante porque el proyecto de ley elegido no sólo no incluye ni una sola línea sobre puertos sino que, además, se tramita en una comisión parlamentaria como la de Hacienda, ajena a Transportes.

Los puertos merecen mucho más que el simple oportunismo

En suma, se priva al sistema portuario, a los colectivos sectoriales y a la ciudadanía en su conjunto de los procedimientos de audiencia pública; se priva a los órganos competentes de la Administración de llevar la iniciativa; se priva a la reforma de ser debatida en la Comisión de Transportes competente; en conjunto, ajenos al consenso de todos los agentes implicados, insisto, de todos, se busca la vía más rápida y directa para el fin propio en este clima de legislatura de río revuelto, donde todo se puede lograr ya que la diabólica parlamentaria invita a que todo sea chantajeable.

Aún con todo, legítimas son las propuestas e incluso legítimo es intentar aprovechar la rapidez y efectividad que determinados instrumentos parlamentarios permiten en el actual clima. Así, algunos pensarán: si tenemos que esperar a sacar un proceso de información pública, luego elaborar un borrador, luego someterlo a audiencia pública, luego que aleguen todos los ministerios, luego que alegue el Consejo de Estado, a continuación que lo pacten los socios de Gobierno, seguidamente que lo apruebe el Consejo de Ministros, luego que vaya al Congreso, que se presenten las enmiendas, se debatan y se aprueben, y luego que vaya al Senado e ídem y que vuelva al Congreso y que por fin lo publique el BOE... pues sí, a lo mejor no lo sacamos muy rápido o , peor, no hay consenso y ni siquiera lo sacamos...

Pero este es el sistema democrático, estas son las garantías como Estado de derecho que, sí, que contempla procedimientos de urgencia, por supuesto, aunque ¿es este el caso?

No olviden que el sistema portuario en su conjunto pactó hace apenas dos años por unanimidad de todas las autoridades portuarias un Marco Estratégico que contempla precisamente un profundo debate sobre la Gobernanza y que marca la senda, insisto pactada, de cómo y cuándo acometer reformas.

Por eso, por encima de todo, la reforma de ERC es desleal con el Marco Estratégico y con todos a quienes engloba. Los puertos merecen mucho más que el oportunismo de este desquiciante clima político actual.