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Matices

Todo tiene matices en esta vida, ¿verdad? Efectivamente, no es lo mismo decir que los vecinos rechazan que los “cruceros contaminantes” se acerquen a la ciudad, que un colectivo vecinal difunde fotografías de las emisiones que desprenden los ferris al poner en marcha sus motores para zarpar. No es lo mismo.

  • Última actualización
    19 junio 2019 16:21

Tiene algo de tramposo eso de agazaparse a esperar justo el momento en el que el ferri lanza por sus chimeneas ese chorro de humo negro para captar imágenes como si no hubiera un mañana. Y digo trampa porque a tan solo unos metros de esa imagen el primero de cinco ferris está cambiando sus motores para operar con GNL; a otros pocos metros se están tramitando las licencias necesarias para construir una subestación eléctrica capaz de generar energía a los cruceros en puerto y que así puedan apagar sus motores o que en el mismo emplazamiento se esté desarrollando un proyecto para generar energía en el entorno portuario de fuentes eólicas y fotovoltaicas.

Tiene algo de tramposo porque el foco de la cámara es limitado y nunca permite ver lo que sucede alrededor. Una imagen, por supuesto, no es más que el fruto de la subjetividad de su autor, y así hay que entenderla.

No, no voy a negar la evidencia. Los buques contaminan, sí. ¿Sorpresa? Pues no. Porque mientras nadie diga lo contrario también contaminan el resto de modos de transporte, incluidas las furgonetas de reparto que hacen posible la distribución de las compras que se hacen en el comercio electrónico… que ya no nos acordamos de casi nada cuando nos entra la fiebre consumista y contribuimos, aunque no queramos, a generar más y más emisiones a la atmósfera.

No se trata de dar lecciones de nada, pero conviene recordar que una gran parte de los bienes de consumo de occidente, nos llegan desde oriente… en barco. Desde los puertos se transportan vía terrestre, mayoritariamente por carretera, en camión… y así sucesivamente hasta su destino final. Calculen y analicen si el tramo marítimo es el más contaminante en función del número de mercancías transportadas, distancia recorrida y recursos empleados.

Cuando hablamos del transporte de personas (a las islas, matizo) conviene recordar que no hay muchas opciones más allá del barco o el avión. ¿Qué modo es el más eficiente y el  menos contaminante? Se lo pueden imaginar.

Hay que pasar página y olvidar el mensaje caduco que se sigue articulando para demonizar la actividad de los recintos portuarios. Los que formamos parte de la comunidad portuaria española sabemos bien los esfuerzos que se están haciendo, desde hace décadas en algunos casos, para tratar de cambiar el modelo. Es descorazonador comprobar cómo, a pesar de las numerosas campañas de comunicación, el mensaje queda diluido por el aplauso fácil o la indulgencia del dirigente vecinal que prefiere solapar con una fotografía de humo negro los avances e inversiones que se están haciendo para revertir la situación.

Todos anhelamos ciudades verdes y sostenibles y todos queremos un sistema productivo y económico que genere empleo y riqueza, tanta como para invertir a fondo perdido en sostenibilidad.

No son objetivos incompatibles, de hecho se trata de conceptos transversales que están condenados a cruzarse antes o después, por lo que es mejor preparar el encuentro que provocar la separación.