Menú
Suscripción

Melilla no necesita eufemismos

  • Última actualización
    07 enero 2025 05:20

Empieza 2025 prácticamente donde lo dejamos a final de 2024. Absorbidos como estamos por los conflictos internacionales, la inestabilidad geopolítica, la conflictividad en los puertos de Estados Unidos y su influencia en los fletes de la ruta transpacífica -una de las más importantes de todo el mundo-, las restricciones al comercio internacional , la normativa ambiental implementada por las instituciones europeas, y todo lo que ha de venir a partir del mes de febrero con el nuevo panorama de alianzas marítimas, no caemos en que hay problemáticas de marcado carácter local que, si bien a nivel global no suponen mucho, traen de cabeza a aquellos que las sufren más directamente.

La decisión de Marruecos de cerrar de manera unilateral la Aduana Comercial con Melilla en agosto del año 2018 fue un acto de proteccionismo y de restricción del comercio internacional de manual. Y lo fue por tres razones. La primera y principal, porque impide una gran parte de los intercambios comerciales entre España y el país vecino. La segunda, porque coloca en seria desventaja a las empresas exportadoras e importadoras melillenses. La tercera, porque ha provocado la desaparición de decenas de empresas y centenares de puestos de trabajo, no sólo aquellos más relacionados directamente con el sector logístico, sino también con todo el tejido comercial de Melilla.

En 2022, España y Marruecos estamparon su firma en un Acuerdo Bilateral en el que se recogía, entre otras muchas cosas, la apertura gradual de la Aduana con Melilla y la creación de una nueva en Ceuta. Dicho anuncio fue acogido con moderada satisfacción por los profesionales logísticos melillenses. Desde entonces, se han dado algunos pasos en esa dirección, pero el paso del tiempo ha demostrado que han sido del todo insuficientes para volver a poner en marcha una parte importante de la economía de la Ciudad Autónoma. Algún anuncio en el BOE, y pocas y contadas pruebas en esa Aduana han sido los únicos avances. Como saben, de anuncios y pruebas no se vive.

Lo que demandan las empresas es transparencia

Y como no se vive de anuncios y pruebas, las últimas informaciones sobre la posibilidad de que se reabra de forma paulatina la Aduana bajo ciertas condiciones y restricciones no ha dejado satisfecho a nadie, más bien al contrario. La Delegación del Gobierno aseguraba, y cito textualmente, que “se está trabajando en la puesta en marcha de una serie de actuaciones coordinadas entre ambos países. La aduana comercial ahora no es como la que teníamos antes en 2018, estamos hablando de una aduana comercial del siglo XXI entre dos países, un país europeo y un tercer país”. Si alguien de la Delegación del Gobierno de Melilla pudiera explicar qué significa realmente eso de “puesta en marcha de una serie de actuaciones coordinadas”, sería de agradecer. Al fin y al cabo, lo que demandan las empresas es transparencia y estar informados en todo momento de una situación que les afecta de manera muy directa.

Quienquiera que tenga mínimas nociones de comercio internacional sabrá que las relaciones bilaterales entre un país europeo y otro que no lo es estarán regidas por las normas que acuerden ambos países. Que esa relación comercial sea o no fluida no lo determina la ubicación geográfica de ambos mercados, sino los acuerdos comerciales rubricados que tienen como objetivo facilitar ese comercio.

No obstante, y dicho esto, tampoco son de recibo las posiciones maximalistas del todo o nada. A mi entender, es mejor una reapertura parcial que mantener el cerrojo. Siempre es el primer paso para lograr mayor intensidad en esos flujos comerciales.