Uno de los grandes mantras del transporte de mercancías por carretera en los últimos 20 años siempre fue la reclamación en el sector de una armonización fiscal, por la vía de suprimir el sistema de módulos y así favorecer la unidad de mercado, dejando de alimentar artificialmente una modalidad empresarial muy denostada debido a los daños colaterales de la falta de músculo empresarial.
En 2015 dicha demanda quedó desactivada tras aprobarse una reforma legislativa que reducía drásticamente los niveles de módulos para los autónomos. Ahora bien, a partir de ese momento se inició una sucesiva y pusilánime práctica por parte de los sucesivos gobiernos de aplazar anualmente la entrada en vigor de esta reducción, simplemente por razones populistas.
Para este 2025 se había vuelto a aprobar el aplazamiento que, ojo, iba dentro del famoso real decreto ómnibus que decayó la semana pasada, cuya parte “social” ha retomado esta semana en otro decreto el Gobierno, eso sí, olvidándose de los módulos.
Y digo yo, ¿no nos estará queriendo decir algo el karma? ¿Y si de una vez dejamos que entre en vigor la medida de 2015?