En este caso, el ministro fue a ponerse la banderilla en traje de corto, lo que para los políticos suele ser una cazadora de entre tiempo, pantalón vaquero más bien gastado con el móvil asomando por el bolsillo del trasero y, por supuesto, polo de manga corta, en el caso de nuestro querido máximo responsable de la política de Transportes de una marca nada izquierdosa, en concreto, Tommy Hilfiger.
Amante en público de la fina ironía, el fotógrafo nada casual del instante del rejonazo cazó al ministro en plena mirada guasona y suplicante: “No me hagas daño”, parecía susurrar Ábalos bajo la mascarilla. Pues eso...