La Fiesta de la Logística de Madrid se iba a celebrar hoy en Coslada. Y no. No puede ser. Ese es el motivo de la pena. El alivio nos lo dio el diluvio universal que cayó ayer en la zona. Ayer, el día en que tocaría concretar todo el muy complejo montaje. De ese mal día nos libramos. El que no se consuela…
Las Fiestas de la Logística suponen una gran inversión económica y una derivación de recursos especialmente intensa. Todo, en ocasiones, supeditado a lo que dicte el cielo. Ese cielo con el que unas veces nos llevamos peor que otras. Hoy está previsto que haya sol. Sé que hubiéramos puesto, otra vez, toda la carne en el asador para que todo fuera fiesta, a pesar de los elementos. Pero no ha podido ser.
No sé a ustedes, pero a mí esto de la nueva normalidad no me convence. Nuestra vida normal nos daba, entre alegrías y penas, lo justo para ir tirando. Una normalidad recortada no nos llega. La nueva normalidad es… subnormal. Esperemos que en unos meses podamos volver a la vida que teníamos, para organizar de nuevo esos eventos de unidad y vertebración del sector.
Este año, el pistoletazo de salida a estos clásicos eventos debía ser el 13 de marzo, justo cuando se prohibieron este tipo de reuniones multitudinarias.
Todo estaba listo para cosechar el trabajo de todo el año, pero nos tocó guardar todo, lo que se pudo guardar, para mejor ocasión. Y devolver todo el importe de las inscripciones a quienes lo solicitaron.
Parece claro que el día que vuelva a estar permitido juntarnos miles de logísticos (6.200 se inscribieron en la Fiesta de la Logística de Valencia), será el día en que la pesadilla del COVID haya pasado, que la normalidad, nuestra vieja y nunca bien tratada normalidad, habrá vuelto a ser normal
La mayoría de las empresas, que pueden solicitar esa devolución cuando quieran, optaron por guardar su reserva para la próxima celebración. Si bien económicamente este detalle no nos supone nada, ya que ese dinero no se puede tocar, moralmente ha sido de lo más motivante, emocionante incluso, que he vivido en los 34 años que llevo en ésto. Un gesto rotundo de confianza y apoyo. Mil gracias.
Hoy teníamos que estar con muchos de ustedes en Madrid, celebrándonos unos a otros. En lugar de eso constatamos que el mundo en general y España y Madrid en particular no están para fiestas. Hoy no nos podremos juntar en torno al cocidito. Como tampoco pudo ser la Buti Buti, nuestras Paellas o la prevista fiesta gastro logística de Algeciras. Parece claro que el día que vuelva a estar permitido juntarnos miles de logísticos (6.200 se inscribieron en la Fiesta de la Logística de Valencia), será el día en que la pesadilla del Covid haya pasado, que la normalidad, nuestra vieja y nunca bien tratada normalidad, habrá vuelto a ser normal.
Que todo está controlado y que podemos recuperar nuestra vida igual o mejor que la que teníamos antes del virus.
Que están permitidos los abrazos y los besos, sin filtros.
Que, en definitiva, podemos volver a juntarnos.
Habrá, como ven, muchísimo que celebrar. Y ya les digo que lo celebraremos a tope, como siempre y como nunca, convocando la mayor, más esperada y merecida fiesta … La madre de todas las fiestas.
Ya saben… nos abrazamos pronto.