¿Escucharían la CANCIÓN (en mayúsculas) de esa playlist de temazos inspiradores que tienen guardada en Spotify? ¿Mirarían al infinito con la mente en blanco? ¿Se pondrían el último vídeo familiar? ¿Harían una vídeollamada con los VIPs de su vida? ¿Se darían un atracón de 60 segundos? Yo creo que bailaría, saltaría con los míos y los abrazaría fuerte y oye… a otra cosa, porque eso de quedarme mirando al meteorito/planeta gigante, rollo “Deep Impact” o “Melancolía”, no me va. Y para 60 segundos que quedan: dancemos malditos, dancemos.
Y ¿por qué les hablo de este escenario distópico? Pues porque en ocasiones, viendo las decisiones que se toman (o no) desde la Administración, lo mismo sería interesante adquirir este espíritu “finito” para agilizar el devenir de las actuaciones. Quizás si los legisladores tomaran conciencia real (y no de boquilla) de lo que supone eternizar la ejecución o la toma de decisiones ante un proyecto, nos iría mejor a todos.Quizás si pensaran que les quedan días y no décadas para que decaigan sus privilegios actuarían con más brío.
Necesitamos eliminar trabas burocráticas, que la legislación de actualice y adapte al siglo XXI y que se aumente la inversión en I+D+i e infraestructuras inteligentes
Y no voy a hablarles de la Terminal Norte del Puerto de Valencia o de la ZAL del puerto de Valencia porque ya saben cómo está la cosa… pero ¿qué me dicen de los proyectos ferroviarios? Estamos en el año europeo del ferrocarril y la sociedad sabe del tren hoy lo mismo que hace 20 años: que es caro si se quiere utilizar para viajar con la familia vs coche y que, a veces, pasan con contenedores y coches. Así que, si les comentas la pasta que se está invirtiendo en los nuevos corredores… pues alucinan, lógicamente.
Dicho lo cual, puesto que los avances en el Corredor Mediterráneo parece que han cogido ritmito, “nos encontramos en un momento de grandes oportunidades y en un cambio de paradigma para las mercancías en el transporte ferroviario”, nos dicen los expertos, y que la pandemia nos ha llevado a “redescubrir” lo que es el transporte y su relevancia, ¿por qué no aprovechamos para destacar las ventajas de contar con un transporte eficiente, sostenible y digitalizado? ¿Por qué no apoyamos al sector con ayudas directas -de verdad no de grandes titulares- y con inversiones en infraestructuras estratégicasque sean viables en el corto plazo?
La Generalitat Valenciana va a realizar un ambicioso estudio para identificar y definir las actuaciones que puede desarrollar con el objetivo de impulsar el transporte ferroviario de mercancías y establecer los procedimientos necesarios para su desarrollo y sus vías de financiación. Bueno… ¿más vale tarde que nunca? Yo pensaba que esto ya se había hecho hace años, cuando se crearon los grupos de trabajo con el sector privado para llenar el Corredor Mediterráneo de mercancías y por primera vez se escuchó a los operadores logísticos y cargadores en la conselleria, también les digo…
La recuperación económica postpandemia pasará sí o sí por los empresarios y sus trabajadores, por los nuevos proyectos que se activen (economía circular y energías verdes), así que necesitamos eliminar trabas burocráticas, que la legislación se actualice y adapte al siglo XXI y que se aumente la inversión en I+D+i e infraestructuras inteligentes. Si no reconocemos que los nuevos modos de consumo (el ecommerce ya no es tendencia de futuro sino el hoy) exigen un transporte renovado, mal asunto. Si no asumimos que el sector logístico requiere de un respaldo jurídico adaptado a esta nueva realidad, estamos perdidos.