Eran años de indignación y frentismo, que se saldaron con buenismo y mucho postureo, pues fue cuando se tejió todo aquello de la colaboración, la complementariedad, el todos somos necesarios y demás zarandajas que no hicieron más que redundar en la perogrullada de que la cadena logística es eso, una cadena, donde si no hay eslabones enlazados no hay logística, pero sin resolverse bajo ese manto del candor la madre del cordero, quién manda, algo que, eso sí, no puede ser impuesto por decreto. Tras aquella gresca se postuló como líder la carretera, pero claramente van ganando ahora mismo por goleada las navieras. Mientras tanto, cuando este Suricata escucha cosas como las dichas por la responsable del Gobierno Vasco el miércoles en Madrid sobre el liderazgo vertebrador del ferrocarril y que todo el resto de modos son sus complementarios, uno no puede dejar de escuchar aquellos tambores de guerra. Qué tiempos pasados tan indignados...