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Piensen “out of the box”

Cada vez se hace más evidente que estamos en un momento de cambios absolutos. Las transformaciones que se están produciendo a todos los niveles, incluidos todos y cada uno de los sectores económicos, son de calado y nos salpican –por no decir que nos inundan– a todos. Aprender a surfear estos cambios, amoldarnos a ellos y cambiar nuestras estructuras de pensamiento –a veces a un ritmo francamente vertiginoso– se perfila cada vez más imprescindible para afrontar nuestra vida personal y laboral.

  • Última actualización
    01 marzo 2019 10:45

Hoy en día, adaptación al cambio, inteligencia emocional, visión estratégica, proactividad, polivalencia y positividad son algunas de las cualidades más demandadas por las empresas a la hora de buscar empleados. Si no somos unas personas abiertas de mente, dispuestas a adaptarnos fácilmente a los cambios, generadoras de iniciativas, capaces de gestionar las emociones propias y de los otros y en búsqueda constante de mejora de los procesos, difícilmente una empresa apostará por nosotros.

Piensen cuántas veces han oído a su alrededor, en su espacio de trabajo, las típicas cantinelas  de  “esto se hace así porque sí”, “siempre se ha hecho así”, “lo hacemos así desde hace tiempo”, “esto no se puede cambiar”, “con el tiempo que llevamos haciéndolo así, ahora no lo vamos a cambiar”. ¿No les resulta irritante? Si hay algo ante lo que siempre me he revelado, desde pequeña, es el “sí porque sí”.

Hoy, es tiempo de zambullirse de golpe y sin miedo en el momento que estamos viviendo. No valen las intentonas torpes, como cuando estamos al borde de una piscina y sumergimos levemente la punta de los dedos de los pies en el agua antes de retirarlos corriendo al notar el primer contacto con el frío y líquido elemento.

Asistía la semana pasada a una jornada sobre innovación ferroviaria en la que se presentaba un informe cuyos autores lo que pretendían era precisamente motivar, en este caso al sector ferroviario, para pensar de forma diferente, para tener miradas alternativas. Lo que los ingleses denominan, muy apropiadamente a mi juicio,  pensar “out of the box”.  Y decía uno de los presentes que “planificar como lo hacíamos hasta ahora no deja de ser una inercia del pasado”. Hoy, tenemos que introducir formas de trabajo distintas, tenemos que ser disruptivos en nuestras formas de pensar. No es momento para mentes cuadriculadas. Es momento para abrir todos nuestros sentidos, mostrarnos absolutamente moldeables al cambio. Las empresas necesitan o, más precisamente, están obligadas a contar con empleados que no supongan una rémora, que piensen en soluciones innovadoras, que se muestren inconformistas con los procesos establecidos y busquen siempre formas distintas de ver las cosas para facilitar la aparición de ideas que permitan mejorar. No vale otra cosa.  

En la jornada a la que he hecho referencia se hablaba de ferrocarril y los presentes coincidían en que los operadores de este modo hasta ahora se han basado en el tiempo como elemento clave de la planificación. Pero ahora eso ya no sirve. Los desplazamientos, de personas o de mercancías, han de aportar valor al usuario y es necesario cuestionarse todo –el uso de la infraestructura, del material rodante, el consumo energético, el diseño de los vagones– para transformar al sector en el camino hacia la sostenibilidad y la innovación. Puede que el escenario resultante no tenga nada que ver con el actual, que el futuro sea tan alternativo que los trenes ni siquiera sean trenes. Pero en eso consiste precisamente la transformación digital y la economía 4.0.