La escasísima presencia de la logística en la agenda pública de la ministra de Transportes durante todo su mandato termina por mostrar curiosos síntomas, tal y como estamos viendo en este sprint ultimísimo de la legislatura. Al fin y al cabo, por mucho que se quiera acelerar, a Raquel Sánchez, tal y como les sucede a los malos estudiantes, se le notan las costuras pese al apretón de última hora.
El jueves de la semana pasada, durante el discurso pronunciado en el marco del X Aniversario de la patronal UNO, la ministra de Transportes hizo referencia en varias ocasiones a “la cadena del suministro, “la cadena de suministros” o “la cadena de los suministros”, eso sí, ni una sola vez dijo correctamente “cadena de suministro”, única versión utilizada por el sector como traducción directa de la inglesa “supply chain”. Ahora bien, aún más grave es que la ministra, a continuación, hiciera referencia en varias ocasiones al “transporte por carreteras”, introduciendo otra aberrante “s” en un modo al que nadie se refiere si no es en singular.
Por tanto, suspenso en logística para quien le escribiera el discurso a la ministra y, sobre todo, suspenso para la ministra, que a poco que hubiera estado más próxima al sector en estos años se hubiera contagiado lo suficiente del lenguaje como para detectar los errores y llamar a las cosas por su nombre .